martes, 29 de junio de 2010

LOS QUE SURGIERON DE LA «NADA»

LOS QUE SURGIERON DE LA «NADA»

Elías Quinteros



Surgieron de la «nada», de esa parte de la realidad que no es mostrada por los medios de comunicación masiva, tras acatar un llamado repentino, misterioso e irresistible que los condujo hasta el centro de la ciudad. Emergieron de los edificios, de los andenes de las estaciones ferroviarias, de las bocas de los subterráneos y de las puertas de los colectivos, los taxis y los vehículos particulares, como las hormigas que salen de sus hormigueros ante la proximidad de una tormenta. Avanzaron por las avenidas y las calles, a semejanza del agua que se desplaza por los ríos y los arroyos que confluyen en el mar. Y, durante cuatro días y cinco noches, ocuparon la zona del Obelisco y de la Plaza de Mayo, provocando el asombro, el desconcierto y, por último, el abatimiento de los que habían profetizado lo contrario desde los bastiones de la prensa escrita, radial y televisiva. Nadie pudo contarlos con exactitud. Pero, según miradas avezadas, conformaron multitudes de un millón de personas e, incluso, de dos millones, en algunas de las jornadas.
Esas multitudes —además de sorprender a propios y extraños, con su presencia y su dimensión—, aplaudieron a los integrantes del ejército, la marina, la aviación, las fuerzas de seguridad y la policía que desfilaron por la Avenida 9 de Julio, mientras el aire transportaba de tanto en tanto las notas y los versos de la Marcha de San Lorenzo. Celebraron el paso de las delegaciones que representaban a las provincias y a las colectividades. Siguieron con detenimiento a los miembros de Fuerza Bruta que recrearon la historia argentina sobre el asfalto de la Diagonal Norte, con la ayuda de unas estructuras alegóricas y gigantescas que requerían la intervención de camiones y grúas. Visitaron los puestos que, alineados a cada lado de la «avenida más ancha del mundo», conformaron el Paseo del Bicentenario y, en particular, los de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Agotaron los alimentos de los comercios que estaban en los alrededores. Y, finalmente, vibraron, cantaron y bailaron ante el Escenario Principal, con las interpretaciones de Litto Nebbia, Miguel Cantilo, Víctor Heredia y León Gieco, con las de Teresa Parodi, Jaime Torres, los miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Chaqueño Palavecino y Soledad Pastorutti, y con las de Rodolfo Mederos, Horacio Salgán, Ubaldo de Lío, Leopoldo Federico, Susana Rinaldi y Fito Páez: artistas que, por otra parte, estuvieron acompañados por Jaime Roos, Los Olimareños y los murgueros de Agarrate Catalina, de Uruguay; Gilberto Gil, de Brasil; Lizza Bogado, de Paraguay; Los Kjarkas, de Bolivia; Los Jaivas, de Chile; Totó la Momposina, de Colombia; y Pablo Milanés, de Cuba.
A lo largo de esas jornadas únicas y extraordinarias, los que eran invisibles o, con más exactitud, los que eran invisibles para los medios comunicacionales, abandonaron su invisibilidad. Una sucesión interminable de hombres y mujeres comunes y corrientes que yacían en el anonimato ocuparon el espacio público. Y, por ende, dicho espacio no sólo se llenó de jóvenes y adultos entusiastas. También se cubrió con familias enteras que, a semejanza de los anteriores, provenían de los barrios porteños, los partidos bonaerenses que circundan la ciudad y, en más de un caso, el interior del país; pertenecían a las clases medias y bajas en su mayoría; adornaban el aire con expresiones locales, provincianas y extranjeras; y atesoraban el recuerdo de sus antepasados en los caracteres de sus rasgos y en las tonalidades de sus pieles, sus cabellos y sus ojos. Esta presencia multitudinaria transformó la zona céntrica de la metrópolis en un ágora inmenso que posibilitaba la expresión de la ciudadanía y, por lo tanto, la exteriorización del fervor patriótico y la manifestación de la alegría, de esa alegría que sólo aparece en las épocas que, por la circunstancia de resultar favorables, alimentan el deseo de participar en una fiesta. Y eso fue lo que sucedió. El pueblo no se congregó para realizar una protesta, ni para efectuar un reclamo. Lo hizo para compartir unos momentos agradables que revivieron la intensidad del 17 de octubre de 1945; la algarabía de los triunfos rutilantes del deporte argentino; la polifonía y el colorido del carnaval; el arrebato de las celebraciones dionisíacas que disipan o, por lo menos, atenúan brevemente las diferencias que existen entre los integrantes de una sociedad; y, en cierto modo, la emoción de las experiencias religiosas.
¿Las personas que intervinieron en los festejos, es decir, las que efectuaron, en mayor o en menor medida, todo lo expuesto anteriormente, son las que no pueden andar por las calles como consecuencia de la inseguridad que reina en ellas? ¿Son las que padecen la opresión de un gobierno totalitario que impide el ejercicio de la libertad? ¿Son las que viven al borde de la desesperación por obra de una inflación descontrolada que incrementa la pobreza y la indigencia a pasos agigantados? ¿Son las que cuestionan la decisión oficial de defender los derechos humanos y, por lo tanto, de juzgar a los represores de la última dictadura porque consideran que beneficia a los terroristas que atentaron contra la patria en la década de los setenta o, en cambio, porque sienten, desde el extremo opuesto del arco ideológico, que favorece exclusivamente a los intereses gubernamentales? ¿Son las que están preocupadas por la conducta de una presidente que —al privilegiar las relaciones con Cuba, Venezuela y Bolivia, en lugar de hacerlo con Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania—, coloca a la Argentina en una situación de aislamiento internacional? ¿Son las que figuran en la descripción de «Patriotismo», el artículo de Pepe Eliaschev que apareció el 22 de mayo del año en curso, en «Perfil»: gentes enajenadas, molestas y resignadas que van y vienen por los alrededores del Obelisco con un aire de extrañeza; que no ven nada mientras caminan como mutantes; y que rozan y chocan sus cuerpos sin entender la finalidad de una exhibición de patrioterismo banderillero y desfachatado que aumenta la locura cotidiana? ¿O son las que asoman en el cuadro de «Esa obsesión por dividir y fracturar», el texto de Joaquín Morales Solá que vio la luz cuatro días más tarde, en «La Nación»: argentinos que advierten que se hallan viviendo un instante excepcional y que, por ello, se encuentran en el espacio público, sin enarbolar banderas partidarias, para demostrarle al gobierno que prefieren estar unidos, en lugar de estar divididos inexplicablemente por una recordación sesgada e ideologizada que es propia del proyecto y del estilo kirchnerista?
Sin lugar a dudas, la actitud de los que celebraron el Bicentenario no coincide con la de aquellos que, de acuerdo a algunos comunicadores y algunos políticos, viven en un estado de crispación permanente. Por el contrario, quienes aprovecharon la oportunidad de intervenir en los festejos, kirchneristas y no kirchneristas que estaban lejos de experimentar el famoso antikirchnerismo que es enarbolado por una parte de la oposición, demostraron que no tenían la necesidad de escapar de una realidad desagradable y dolorosa por medio de un acontecimiento que los aturdiese momentáneamente, sino el deseo de estar en una celebración genuina y legítima como consecuencia de un contexto que, a pesar de sus aspectos negativos, no puede ser asimilado al de otras épocas, ni al de otros países. Asimismo, quienes procedieron de esa forma convalidaron en la práctica una decisión acertada del gobierno: la de organizar una fiesta de carácter popular y participativa, en un marco que tuviese la finalidad de rescatar el nombre de las personas que fueron ignoradas, demonizadas o caricaturizadas por la «historia mitrista»; de reivindicar la participación de los pueblos originarios y de las colectividades extranjeras en la formación de la sociedad argentina; de resaltar la importancia de la vigencia de la constitución, de la práctica de la democracia y del respeto de los derechos humanos, como un medio adecuado para superar un pasado dramático y, en ciertas ocasiones, tenebroso; y de valorizar el rol de las provincias y de las naciones de Latinoamérica en el proceso de integración nacional y continental, respectivamente.
La inauguración de la Galería de los Patriotas Latinoamericanos dentro de la Casa Rosada, por parte de la presidenta de la Nación, en una ceremonia oficial —algo impensado en otros tiempos, a raíz de su connotación ideológica—, constituye un símbolo de lo dicho hasta aquí. Al respecto, la presencia de Manuel Belgrano, José de San Martín, Juan Manuel de Rosas, Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón y Eva Perón, en un sector de la Casa de Gobierno, mediante un conjunto de obras pictóricas y fotográficas, trasluce una postura revisionista de la historia y, en consecuencia, una visión diferente de la realidad. A su vez, la concurrencia de Túpac Amaru II, José Gervasio Artigas, Bernardo O‛Higgins, Simón Bolivar, Francisco Solano López, José Marti y Ernesto «Che» Guevara, junto con la de Emiliano Zapata, Pancho Villa, Lázaro Cárdenas, Augusto César Sandino, Víctor Raúl Haya de la Torre, Getúlio Vargas y Salvador Allende, entre otros, encierra una lección valiosísima e inquietante: la imposibilidad de efectuar un proyecto liberador sin la colaboración del resto del continente. Dicho proyecto —por su finalidad, dimensión y complejidad—, requiere la comprensión, el apoyo y la movilización de los sectores populares: únicos actores que pueden posibilitar su realización si demuestran tener la capacidad necesaria para mantener la unidad a pesar de los obstáculos que puedan surgir en el camino y, del mismo modo, para promover, sustentar, defender y consolidar las posiciones que los beneficien con amplitud. Desde este punto de vista, tan sólo la acción coordinada de un movimiento político y social de corte policlasista que, sin excluir a otros referentes de la realidad, privilegie a los empresarios y los comerciantes medianos y pequeños, los profesionales, los empleados, los obreros, los peones de campo, los cuentapropistas y los desocupados, puede encarar tal empresa con la probabilidad cierta de alcanzar el éxito.
Durante cuatro días y cinco noches, los que tuvieron el deseo de ser parte de un festejo masivo, sin imaginar la magnitud que alcanzaría, protagonizaron una «pueblada» que contrastó con la del 21 y 22 de diciembre de 2001, es decir, con la que derribó el gobierno de la Alianza, en medio de un contexto de inoperancia y represión. En esta oportunidad, todo fue diferente. El centro de la ciudad no tuvo el sonido de los gritos de las personas, ni el de los cascos de los caballos, ni el de las armas de la policía, ni el de las sirenas de las ambulancias, sino el de las palabras compartidas, el de las risas sinceras, el de los instrumentos musicales y el de los fuegos artificiales. Tampoco tuvo la imagen de las gomas que arden sobre el asfalto; o la de la sangre que yace sobre las veredas; sino la de las luces que alumbraban la extensión de las calles y las avenidas, las ramas de los árboles, las vidrieras de los comercios y los balcones de los edificios; y la de los colores que embellecían los uniformes de los militares, los trajes de los visitantes regionales, las figuras de las carrozas, las estructuras de los escenarios y las construcciones de los puestos oficiales que correspondían a las naciones, las provincias y las organizaciones sociales. En otras palabras, careció de la presencia de la ira, el dolor, la tristeza, la desesperanza y la amargura. Y, por el contrario, contó con la de la alegría, el ensueño y la vida. A veces, por una decisión misteriosa del destino, una persona tiene la ocasión de participar en el desarrollo de un hecho que presenta estas características o, en cambio, de presenciar dicho desarrollo desde una posición de privilegio. Tanto en un caso como en el otro, ese hecho es algo que modifica la existencia de los hombres y las mujeres, algo que disuelve las individualidades en una realidad mayor que no puede ser reducida a la suma de las individualidades que la conforman, algo que libera las fuerzas de la creatividad tras abatir las barreras que impiden normalmente su expresión espontánea y, en términos más precisos, algo que aparece como la contracara de las sensaciones que son experimentadas por cada uno, en los momentos autodestructivos que suelen estar presentes en la historia de las sociedades.

miércoles, 9 de junio de 2010

Enseñar y conocer Nuestra América por Carla Wainsztok

Enseñar y conocer Nuestra América
Carla Wainsztok
En tiempos de galerías de patriotas latinoamericanos, nos proponemos reflexionar sobre la pedagogía de Nuestra América, ¿existe la pedagogía latinoamericana? ¿hay una filosofía latinoamericana? Convidamos con este texto para que el lector, la lectora descubra este maravilloso mundo, de historias recuperadas, de relatos propios y apropiados. Ya que la colonización no es sólo económica sino también cultural, por lo tanto también lo debe ser la descolonización.

1: El tiempo es el lugar de la acción (Simón Rodríguez 1771- 1854)

En una carta de Rodríguez a Bolívar, fechada el 30 de septiembre de 1827, el viejo maestro le escribe a su discípulo: “Que usted haya abrazado una profesión y yo otra, hace una diferencia de ejercicio, no de obra.”( Rumazo González, 1988: 72)

La obra en común es formar. En el caso de Bolívar la Patria Grande, la Confederación de Naciones:“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo una sola nación con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse, mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen a la América. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuera para nosotros lo que el Corintio para los griegos!” (Bolívar, 1990: 81)

En el caso de Rodríguez formar tiene una connotación pedagógica, que la referencia con la Paideia entre los griegos y la Bildung entre los alemanes. Sin embargo no se trata de repetir modelos sino de crear una nueva formación en Nuestra América.

“El maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo i comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la sociedad "(Rodríguez, Tomo II 1988:541).

El proyecto político- pedagógico de Rodríguez es la educación popular “no nos alucinemos sin Educación popular, no habrá verdadera Sociedad” (Rodríguez, Tomo I 1988: 333). Educación popular que no es otra que un “estado educador” (Roig, 1976: 179). Frente a las escuelas de la colonia, escuelas para la Patria, escuelas para las “Nuevas Repúblicas” (Rodríguez, Tomo I 1988: 333) Es responsabilidad que el gobierno “Establezca una Escuela en que se enseñe lógica, Idioma y Cálculo” (Rodríguez, Tomo I 1988: 401)

Los diferentes ensayos pedagógicos de Rodríguez, consistieron no en formar individuos, ciudadanos, “Emilios” sino en “educar pueblos que se erijan en naciones (…) la instrucción debe ser nacional” (Rodríguez, Tomo II 1988: 108).

Rodríguez supera a Rousseau y a Pestalozzi :“ Nada importa tanto como el tener Pueblo: formarlo debe ser la única ocupación de los que se apersonan por la causa social” (Rodríguez, Tomo I 1988: 283) Tener pueblo es formar a los niños, Ya que “En los niños pobres (…) está la Patria” (Rodríguez, Tomo I 1988: 286) “Esto es los cholitos y las cholitas que ruedan en las calles” (Rodríguez, Tomo II 1988: 517) pero también a los adultos.

“Porque, en vida de Bolívar pude ser lo que hubiera querido, sin salir de la esfera de mis aptitudes. Lo único que le pedí fue que se me entregaran, de los Cholos los más pobres, los más despreciados, para irme con ellos a los desiertos del Alto Perú” (Rodríguez, Tomo I 1988: 255)

El proyecto del Colegio de Lacatunga expone claramente la relación entre educación y trabajo se ha de enseñar “Castellano y Quichua, Física, Química, Historia Natural y se establecerán dos fábricas una de loza y otra de vidrio, se crearía una maestranza de albañilería, carpintería y herrería” (Rodríguez, Tomo II 1988: 35)

“No se tome Vocación por Inspiración ni el hambre por llamamiento al Magisterio. Las cualidades requieren un premio proporcionado a su mérito, y el tiempo que se emplea en el desempeño del cargo. El tiempo es todo el año. El Maestro debe contar con una renta, que le asegure una decente subsistencia, y en que pueda hacer ahorros para sus enfermedades y su vejez. Puede, o más bien, debe tener una familia- no cuenta con ascensos ni retiros, ni su viuda con montepíos- no ha de recibir dádivas a cambio de preferencias, ni limosnas que lo humillen- no ha de ir al hospital a agravar sus males, ni a casa de misericordia a guardar dieta, y a que lo saquen al sol para que se seque y pese menos, cuando lo llevan a enterrar “(Rodríguez, Tomo I 1988:249)

En relación a lo que denominamos “viejos y nuevos docentes” Rodríguez afirma “Forme un NUEVO plan de enseñanza y establézcalo con Maestros NUEVOS” (Rodríguez,Tomo I 1988:254) sin embargo en otro de sus textos sostiene “Establézcase una NUEVA enseñanza, con Maestros NUEVOS; sin excluir, de los actuales a los que quieran sujetarse a un NUEVO Reglamento” (Rodríguez, Tomo II 1988:19)

El tema de lo nuevo y lo viejo en el campo de la docencia es un tema complejo, que nos remite a una serie de preguntas ¿Quiénes forman a los “nuevos docentes”? ¿Con qué textos se forman hoy los futuros maestros? ¿Por qué no se lee Rodríguez en los magisterios, en los profesorados, en las universidades de nuestro país?

En Bolivia, el 6 de junio se celebra el día del maestro, en esta última celebración el presidente Evo Morales le solicitó a los docentes que escriban los nuevos textos escolares, “ustedes saben como nos estaban siendo impuestas normas bajo un estado colonial, normas que venían desde afuera. Nuestro ministro de Educación esta mañana temprano me estaba informando sobre editorial Santillana y sus métodos de plasmar colonialmente la formación a nuestros estudiantes. Debatimos bastante esta mañana sobre cómo cambiar, eliminar esta editorial Santillana, pero con la producción de ustedes, maestros. Ustedes deben producir textos para la formación de nuestros hijos”.( Valko, 2009:1)

El Viejo Mundo —el lugar de origen de los maestros que llegan a América y, por ende, de los catecimistos, la Enciclopedia y la colonización pedagógica—, corresponde al escenario de Los Miserables: la obra de Víctor Hugo. Constituye un ámbito que está cubierto por un velo brillante que, al ser arrollado, deja ver “el horroroso cuadro de su miseria y de sus vicios — resaltando en un fondo de ignorancia”. Y exhibe un espectáculo tan dantesco que Rodríguez, un observador del mismo, demanda con indignación:

“(...) cuéntense los ESCLAVOS en Rusia, en Polonia y en Turquía... agréguense los millones de JUDIOS, que el desprecio mantiene en la abyección — los millones de CAMPESINOS, de MARINEROS y de ARTESANOS... ábranse las puertas de las CARCELES y las de los HOSPICIOS... júntense los SIRVIENTES públicos y domésticos... visítense las casas de JUEGO!! y los LUPANARES!!!... penétrese en los MERCADOS y en los vastos TALLERES de la industria” (Rodríguez, Tomo II 1988: 397)

América no debe imitar, debe ser original “ya que la grande obra de Europa se ha hecho sin plan, se ha fabricado a retazos- y las mejoras se han ido amontonando, no disponiendo (Rodríguez, Tomo II 1988: 110) y es más “la sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América” (Rodríguez, Tomo II 1988: 133)

Rodríguez sostiene que “Con el mayor de los descaros se habla ya, en nuestras tertulias, de la llegada de una Colonia de Maestros, con un cargamento de Catecismitos sacados de la Enciclopedia por una sociedad de jentes de letras en Francias, i por hombres aprendidos en Inglaterra. El fin no es sólo desterrar el Castellano, sino quitar a los niños hasta las ganas de preguntar por qué piden pan (…) Entretanto, los niños van olvidando lo poco que dicen en su lengua” (Rodríguez, Tomo I 1988: 348)

“La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación política y los niños tiene que aprender a leer; los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua”( Prieto Castillo: 1987:117)

Pero además, los niños de hoy deben saber leer puesto que “mañana serán los Diputados, los Jueces, los Ministros, los Plenipotenciarios, los Generales y los Presidentes” (Rodríguez, Tomo I 1988: 400)

2: Educar es propagar cultura (Saúl Taborda 1885- 1944)

“Europa se prolonga en la organización docente, organización calculada para servir al liberalismo político-económico y que, por esto mismo, ha perdido de vista el sentido profundamente humano de la educación consuetudinaria para instaurar un ideal que, bajo las diversas designaciones que ya hemos mencionado- ideal del ciudadano idóneo y nacionalista, ideal del sufragante, ideal del productor, ideal del hombre feliz, progresista y apto para perfeccionar la especia-apunta como meta suprema al advenimiento del individuo de la auto-ayuda, del individuo que es siempre y en todas las circunstancias para sí porque, escindido de todo sistema de fines sociales, carece de la conciencia que es el don de la resonancia de su humanidad en la humanidad que le rodea y le condiciona”.(Taborda, 1993: 180)

¿Pero quién fue Saúl Taborda?; ¿Por qué está en el panteón de los olvidados? ¿Por qué Norberto Galasso lo define como un maldito?; ¿quién es ese hombre que fue visitado en su Córdoba natal por Arturo Jauretche?, ¿puede una revolución devorarse a sus hijos?


En el Tomo I de sus Investigaciones Pedagógicas, Taborda nos advierte que estas páginas “han sido elaboradas en circunstancias diversas, ora marginando el libro leído, ora en la emoción socrática del diálogo pleno de sugestiones, ora al examinar la experiencia adquirida en la práctica de la docencia”. (Taborda, 1993: 15)

Nos queremos detener por un momento en estas circunstancias, el libro leído, el diálogo y la experiencia. Es decir la formación de un pedagogo, supone lecturas, diálogos y examinar la experiencia.

Nuestros maestros, no son sólo aquellos que nos han marcado en los ámbitos escolares, con Taborda entendemos que nuestros maestros son los libros que leemos, los diálogos con otros docentes y estudiantes y la reflexión sobre nuestras prácticas. Reflexividad que no se realiza en soledad sino que es una reflexividad social. Los docentes solemos afirmar que nuestra tarea es solitaria y que necesitamos espacios de reflexión con otros docentes. Sea en el lenguaje de Freire despojarnos de la sombra del opresor, sea en el lenguaje de Jauretche quitarnos el entripado suponen prácticas colectivas.

Pero algunas circunstancias más, marginar el libro, escribirlo, marcarlo es hacerlo propio. Y la emoción socrática como principio de la enseñanza de atravesar el Logos juntos.

Este ensayo, en tanto escritura y apuesta política quiere “ir más allá de las limitaciones de un positivismo trasnochado y de un idealismo recalentado”. (Taborda, 1993: 16)

La Reforma del 18 estuvo plagada de pedagogos de profesión o viejos maestros. Durante los acontecimientos reformistas “enmudecieron los viejos maestros. Enmudecieron interrumpidos en sus augustas labores por la estudiantina rebelde, como sacerdotes antiguos sorprendidos en pleno ritual por el asalto de la barbarie. Debió parecerles un sacrilegio sin precedentes la actitud de la turba docenda que destruía, delante de ellos, la obra de tantos y tan largos años de arduos desvelos y de sostenida dedicación” (Taborda, 1993: 18)

Pero además Taborda nos advierte que si “el movimiento de renovación iniciado el año 18 si no quiere concretarse a ser una vana intentona referida a los estudios universitarios, no puede olvidar que toda la enseñanza –jardines de infantes, escuelas primarias, colegios normales, liceos colegios nacionales – está en manos de pedagogos que no sirven a una pedagogía sobrepasada, y que, mientras esto siga así, nada de bueno se puede hacer en orden a los llamados estudios superiores” (Taborda, 1993: 18)

Para Taborda la pedagogía oficial es una suerte de hechología, “Tomemos un programa cualquiera para que la afirmación no parezca tan arbitraria. Sea ese programa el de historia, elaborado por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (el matrimonio bien avenido) de la Universidad de la Plata. Todo en el son hechos, hechitos, hechicitos, inconexos, dispersos pero importantes, importantísimos, trascendentales. Inúltimente un Monod o un Mayer, buscará ahí una concepción filosófica de la historia” (Taborda, 1993: 32). Una pedagogía pletórica de “pedagogos adictos al grosero empirismo”. (Taborda, 1993: 23)

Esta corriente positivista, que intenta llenar los espíritus de datos y hechos, “mira a la juventud como una fuerza susceptible de ser explotada con propósitos utilitarios”. (Taborda, 1993: 22)

“Nuestro Estado que, como todos sabemos, no es un Estado argentino sino un Estado de importación no sólo se ha limitado a copiar sin examen y sin motivación, las directivas escolares inauguradas por la estructura estadual que le sirvió de modelo y de arquetipo, sino que, en todo momento, impotente, en razón de su huero formalismo, para las creaciones originales, se ha mostrado obstinadamente reacio a acordar y a vivificar aquellas directivas con las corrientes pedagógicas nutridas por los aportes de la ciencia por la tesitura filosófica del presente” (Taborda, 1993: 182)

El problema de la pedagogía oficial, postulaba Taborda consistía en modelar funcionarios burocráticos y no formar docentes. “De aquí la profusión, cada vez más creciente y enciclopédica, de los programas de las Escuelas Normales encargadas de formar el magisterio (…) De aquí también la confusión de conceptos creada en torno a la pedagogía. Para la docencia que circunscribe esta disciplina a la formación del maestro en el modo unilateral que sólo atiende a su personal enriquecimiento cultural, la pedagogía no es ni puede ser una ciencia referida a un acontecer vital infantil, ni al acto binario docente-docendo y al método pertinente. Es todo menos eso”. (Taborda, 1993: 170)

3: La educación es verbosa, es sonora, es asistencialista pero no es teórica Paulo Freire 1921. 1997)

Para reflexionar sobre Paulo Freire, es necesario recordar un poco la historia de Brasil, ya que la historia social se cruza sin duda alguna con la biografía del maestro nordestino.

“El 15 de febrero de 1947, el gobierno de Vargas aprobó el plan de la llamada Campaña de Educación de Adolescentes y Adultos” ( Puiggrós 1988: 34)

Se crea la Secretaría de Extensión de la Universidad de Recife. Participa como director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social da Industria en Pernambuco, continuando en la Superintendencia entre 1946 y 1954.

El presidente Goulart lo llama para la campaña de alfabetización que fue clausurada por el golpe de 1964.

Son de estos primeros años tres textos

1967 La educación como práctica de la libertad
1968/9 Pedagogía del Oprimido
1969 Extensión o comunicación

El profesor Jorge Huergo, nos recuerda que Freire recorre por estos tiempos el camino del existencialismo confesional. Lee a Jaspers, a Mounier. Conceptos como comunicación, palabra auténtica, diálogo, libertad, existencia, tragedia ya están presente en su obra.

Pero también en Freire La educación como práctica de la libertad cuestiona el pensamiento de la intelectualidad

“Generalmente pensar sobre Brasil era pensar sobre el Brasil desde un punto de vista no brasileño. Se juzga el desarrollo cultural brasileño según criterios y perspectivas en las cuales el país era necesariamente un elemento extranjero, Es evidente que era este un modo de pensar fundamentalmente alienado. De ahí la imposibilidad de un compromiso. El intelectual sufría nostalgias, vivía una realidad imaginaria que el no podía transformar, poniendo límites a su propio mundo enojado contra el, sufría porque el Brasil no era idéntico a aquel mundo imaginario en el cual vivía, sufría porque le Brasil no era Europa o Estados Unidos; vivía proyectando la visión europea sobre el Brasil, país atrasado; negaba al Brasil y buscaba refugio y seguridad en la erudición sin el Brasil verdadero, y cuanto más quería ser un hombre de cultura menos quería ser brasileño” ( Freire, 1973: 95)

¿Pero que había pasado en el mundo para que un hombre tan brillante se sintiera llamado a escribir una de las más hermosas e intensas páginas de la pedagogía latinoamericana? Sin profundizar demasiado, debemos recordar la Revolución Cubana, la Guerra de Vietnam, la Revolución Cultural en China. Los procesos de liberación en el Tercer Mundo.

Y en la Pedagogía del Oprimido, recupera la dialéctica del señor y del siervo desde Nuestra América. No hay plebe, populacho o lumpenproletariado, la dialéctica incluye a los campesinos, a los grupos originarios, a los trabajadores de la industria, artesanos, desocupados y como finalmente recordaría posteriormente Freire, gracias a ciertas compañeras descubrió que había alejado al opresor, ya que la dialéctica no incluía a las oprimidas, o mejor dicho si lo hacía era bajo la figura del oprimido.

Freire por entonces incorpora a sus análisis la obra de Frantz Fanon, Albert Memmi, Erich Fromm, Karl Marx, Lukács, son tiempos de descolonizaciones.

Pero también con Paulo Freire la dialéctica parece retomar sus aspectos más formativos por lo tanto cultural-pedagógico “El gran problema radica en cómo podrán los oprimidos, como seres duales, inautéticos, que `alojan` al opresor en sí, participar de la elaboración de la pedagogía para su liberación (…) La pedagogía del oprimido que no puede ser elaborada por los opresores, es un instrumento para este descubrimiento crítico, el de los oprimidos por sí mismos y el de los opresores por los oprimidos, como manifestación de la deshumanización” (Freire, 1974:41)

Los oprimidos son seres duales, inauténticos y temen a la libertad. “En tanto marcados por su miedo a la libertad, se niegan a acudir a otros, a escuchar el llamado que se les haga o se hayan hecho a sí mismos prefiriendo la gregarización a la convivencia auténtica, prefiriendo la adaptación en la cual su falta de libertad los mantiene en la comunión creadora a que la libertad conduce. (…) Quieren ser, más temen ser. Son ellos y al mismo tiempo son el otro yo introyectado en ellos como conciencia opresora. Su lucha se da entre ser ellos mismo o ser duales (…) entre desalienarse o mantenerse alienados, Entre seguir prescripciones o tener opciones. Entre ser espectadores o actores·” (Freire, 1974: 44)

Es importante destacar los conceptos de conciencia opresora y conciencia oprimida. La conciencia opresora se caracteriza por: negar al otro, deshumanizarlo, ser falsamente generoso, tener falsa caridad y, donar. La donación aquí es entendida como lo contrario a la justicia social.
La conciencia oprimida se caracteriza por ser: fatalista, adherirse a la conciencia opresiva, ser inauténticos y duales, se autodesvalorizan y tienen miedo a ser libres. “La estructura de su pensamiento se encuentra condicionada por la contradicción vivida en la situación concreta, existencial en que se forman. Su ideal es, realmente ser hombres, pero para ellos ser hombres, en la contradicción en que siempre estuvieron y cuya superación no tienen clara, equivale a ser opresores. Estos son sus testimonios de humanidad” (Freire, 1974: 41)

Por dicha razón no es extraño que deseen poseer, ser propietarios. Ser humano, se hombre, es sinónimo de propiedad. Los oprimidos entonces desean querer ser como los opresores, porque han introyectado la sombra del opresor, las creencias del opresor y la han alojado porque los valores del opresor aparecen como los valores de lo humano. Ser opresor es sinónimo de humanidad. Ser es parecerse, entonces se trata de parecerse a los opresores, de imitarlos.

Una sociedad desigual necesita crear mitos, “el mito de que el orden opresor es un orden de libertad (…) el mito de que todos pueden llegar a ser empresarios siempre que no sean perezosos (…) el mito de todos a la educación (…) el mito del heroísmo de las clases opresoras como guardianas del orden, (…) el mito de su caridad y generosidad (…) el mito de que las élites dominadoras son las promotoras del pueblo (…) el mito de que la rebelión del pueblo es un pecado contra Dios ” entre tantos otros. (Freire, 1974: 18241)

Golpe de Estado, denominado Revolución Brasileña 1964- 1984. Los analfabetos no pueden votar hasta 1988 y el voto para ellos es optativo. Freire marcha al exilio, luego de estar preso, la condena es “traidor de Cristo y del pueblo brasileño” y de utilizar métodos “semejantes al de Stalin, Hitler, Perón y Mussolini” ( Puiggrós 1988: 11)
y regresa en 1980 para formar el PT.

Entre 1970 y 1980 da clases en Harvard y marcha a Guinea Bisseau para colaborar en la campaña de alfabetización. De esa experiencia es fruto Cartas a Guinea Bisseau Apuntes de una experiencia pedagógica en proceso. Se encuentra con limitaciones en temas del lenguaje ya que sólo el 5% hablan portugués, y reconociendo el valor de la batalla cultural deciden reformular los programas de geografía e historia.

En 1973 visita la Argentina y es invitado por la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires. Allí se encuentra con directivos y docentes para reflexionar sobre temas tales como la formación y la extensión universitaria.

En 1980 vuelve a Brasil, da clases en la Universidad de San Pablo y para 1989 acepta al Secretaría de Educación de la Municipalidad de San Pablo. ¿Por qué no habría de aceptar? Si el neoliberalismo en Nuestra América intenta destruir la educación pública. Su proyecto es más ambicioso desea una educación pública y popular.

En 1992 publica Pedagogía de la esperanza y en 1996 Pedagogía de la Autonomía.

En la obra de Freire podemos encontrar tensiones que hoy recorren Nuestra América, la tensión entre movimientos sociales (Freire señaló que uno de sus discípulos predilectos era el MST) y el Estado

“Hay una conciencia creciente, en el MST, de la importancia estratégica de la educación en la lucha por la reforma agraria, en la viabilidad de los asentamientos, en la construcción de nuevas formas de convivencia, en la capacitación para ejercer los derechos del ciudadano y participar democráticamente en la vida política del país y en la lucha por un hombre nuevo y una sociedad democrática y socialista” (Caldart, 2000)

“Este esfuerzo educativo empieza en la lucha por la escuela para todos los niños y niñas, en la búsqueda de una nueva forma de educar adecuada a la realidad de los sin tierra, asentados y pequeños agricultores, en la formación y capacitación de profesores del mismo medio, en la organización de la comunidad para asumir, como suya la tarea de educar, en la lucha con los poderes públicos –municipal, estatal y federal- para que cumplan sus obligaciones constitucionales con relación a la educación” ( Frei Sergio y Stedile, 1993: 51)

Leer hoy al vicepresidente García Linera (eso es un vicepresidente) es volver a encontrar dicha tensión. Y es la tensión que recorre Nuestra América.

Nos vamos acercando al final del texto ¿aún cree que no existe la pedagogía latinoamericana? ¿todavía piensa que no hay filosofía en América Latina? Estos son tiempos en que “las trincheras de ideas valen más que las trincheras de piedras” (Martí, 1980:11)

Yapa de un patriota latinoamericano

Salvador Allende decía que era necesario llegar al “Estatuto del Hombre Latinoamericano a través de instituciones y la adopción de normas que vayan encauzando a nuestras patrias hacia un destino común. En este camino necesitamos Escuelas Fronterizas en las que se enseñe la historia de nuestros pueblos con altura y visión de futuro, sistemas destinados a compartir las investigaciones científicas y tecnológicas que permitan comunicarse fraternalmente las conquistas del saber. Profundizar en esa dirección una Universidad Latinoamericana que integre, desarrolle y difunda el pensamiento creador de nuestro continente (…) Debemos esforzarnos por educar a nuestra juventud en textos de historia común, que subrayen los profundos intereses y esperanzas que nos unen. Debemos establecer escuelas fronterizas para vincular aún más a nuestros pueblos” (Allende: 1971)



Bibliografía

Allende, Salvador (2008) América Latina, un pueblo continente en Galasso, Norberto América Latina Unidos O Dominados, Merlo, Ediciones Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche.

Caldart , Roselí (2000) Pedagogía do Movimento Sem Terra, escola e mais de que escola, Petrópolis, Vozes.

Frei, Sergio y Stedile Joao La lucha por la tierra en el Brasil, MST.

Freire, Paulo. (1973) La educación como práctica de la libertad. Buenos Aires. Siglo XXI.
Freire, P. (1974) Pedagogía del Oprimido. Buenos Aires. Siglo XXI.

Martí, José (1980) Nuestra América, Buenos Aires, Losada.
Rodríguez, Simón (1988) Obras Completas, Caracas, Ediciones del Congreso de la República de Venezuela.

Rumazo Gonzalez, en Rodríguez, Simón (1988) Obras Completas, Caracas, Ediciones del Congreso de la República de Venezuela.

Taborda, S. (1993) Investigaciones Pedagógicas (Selección). Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación.
Valko, Marcelo (2009) Aquiles, “la tortuga” boliviana y la editorial Santillana.

miércoles, 2 de junio de 2010

Un respuesta a Beatriz Sarlo. Por Elias Quinteros

REFLEXIONES SOBRE UN ARTICULO PERIODISTICO


Elías Quinteros



En La batalla cultural, una nota que apareció en el diario La Nación, el 29 de abril del año en curso, Beatriz Sarlo, su autora, afirma que el “kirchnerismo se ha caracterizado por la riña con el periodismo no oficialista”. Esta referencia a una parte del periodismo local, a la parte que discrepa con la línea del discurso gubernamental, mediante la expresión no oficialista, en lugar del término independiente, resulta atinada ya que la clase de periodismo que suele recibir esta denominación sólo es independiente con relación al gobierno y, por ende, no lo es con relación al medio periodístico que le brinda su cobertura. Y esto es así porque dicha expresión y dicho término no aluden a la misma realidad. En el primer caso, nos encontramos ante algo que no está con el gobierno. Y, en el segundo, nos hallamos ante algo que no está con el gobierno ni con la oposición, es decir, algo que, por no encontrarse sujeto a ninguna influencia oficial u opositora, procede con objetividad. En cambio, la presentación de la relación que existe entre el gobierno y el periodismo no oficialista con los caracteres de una riña no es afortunada. En primer lugar, la uniformidad de criterios es imposible en la totalidad de las situaciones ya que, de producirse una coincidencia absoluta y constante entre el gobierno y la totalidad de la prensa, el periodismo no oficialista perdería su condición de tal y, por lo tanto, se transformaría en lo opuesto. En segundo término, el gobierno no tiene una relación conflictiva con la totalidad del periodismo no oficialista, aunque algunos exponentes de este periodismo traten de persuadirnos de lo contrario, para que todos creamos que la actual administración atenta contra el libre ejercicio de esta actividad. Y, en tercer orden, la presentación de los pasajes conflictivos de esta relación, como la consecuencia exclusiva de la desmesura gubernamental, trasluce la presencia de una concepción que siempre ve al río desde una de sus orillas: la de la autora o, lo que es peor, la de los dueños del medio informativo que posibilita la difusión de su escritura.

A continuación, la responsable de este texto agrega: “Los argentinos vivimos dictaduras militares que liquidaron a periodistas, y esa imagen del pasado es tan horrenda que se la utiliza sin escrúpulos para disminuir cualquier hecho presente. Sin embargo, la libertad de prensa no admite grados: que antes haya sido atacada no disculpa transgresiones que, frente al asesinato, parecerían menos graves”. Dicho fragmento denota que la percepción de la autora, la cual no puede ser negada bajo ningún punto de vista, es mayor que la de sus colegas en general. Después de todo, el reconocimiento de la existencia de una diferencia entre una dictadura militar y un gobierno democrático, desde las páginas de un diario que constituye un emblema del gorilismo, es algo que contrasta con la opinión de aquellos que, desde las páginas de ese diario o de otro, suelen describir al kirchnerismo con rasgos autoritarios y, por sobre todo, fascistas: circunstancia que recuerda los ataques que fueron lanzados en más de una oportunidad, contra el peronismo histórico, por el antiperonismo más acérrimo. Pero, el hecho de suponer que la violación de la libertad de expresión no admite grados configura un grueso error. Nadie que esté en su sano juicio puede, por ejemplo, equiparar la prohibición, el secuestro o la destrucción de una publicación, una grabación o una filmación; con la clausura de un medio de comunicación escrita, radial o televisiva; o con la persecución, la detención o la eliminación física de un periodista. Del mismo modo, nadie puede asimilar la comisión de uno o varios hechos aislados con la ejecución de una serie de hechos que denuncian la existencia de una política estatal que apunta al control absoluto de la prensa. Esto no significa que debamos disculpar las conductas que no exhiben una gravedad extrema y que, por tal razón, debamos limitarnos a sancionar las que lucen esa clase de gravedad porque todas, sin excepción, son acreedoras de una condena. Sin embargo, una incursión en la Feria del Libro que termina a los “sillazos como si fuera una fiesta de fin de curso que se fue de madre”, con el propósito de “cortar la palabra a los gritos y por la fuerza”, no aparece como una causa razonable para aseverar que Cristina Fernández de Kirchner destina una parte de su tiempo al ataque de “obras y autores”.

Un poco más adelante, el escrito prosigue con la alusión a la existencia de un “dispositivo cultural” que no consiste en la “Oficina Ideológica del Ejecutivo”, sino en un conjunto de “partes heterogéneas” que, aunque están alineadas con el gobierno, funcionan de “manera más o menos independiente”: una forma rebuscada de describir al conjunto de intelectuales que apoyan la actuación del gobierno, desde una posición crítica que no excluye los cuestionamientos directos y contundentes, cuando los mismos son necesarios. Dicha realidad —algo que resulta incomprensible para ese sector de la sociedad que no puede concebir que intelectuales y, por sobre todo, de renombre integren el peronismo o defiendan las medidas implementadas por los gobiernos peronistas, aunque no adhieran a esta expresión política—, tiene su origen en la palabra destituyente: palabra que, conforme la autora, fue esgrimida por la gente de Carta Abierta, durante el conflicto que se produjo entre el gobierno y el campo, con el objeto de describir el clima que reinaba en ese momento. Según su punto de vista, la misma “produjo un efecto inmediato y duradero”. Y, por ello, también fue utilizada “para caracterizar a quienes se oponían a la ley de medios audiovisuales”. Tal postura —que asevera que el surgimiento de un clima destituyente durante el conflicto ya citado, constituye una línea argumental que fue inventada por los miembros de Carta Abierta, a los efectos de favorecer al kirchnerismo—, no resiste ningún análisis serio. A todos no consta que ese clima existió y, además, existe. Por dicho motivo, la atribución de esa intencionalidad a integrantes de los sectores rural y comunicacional no es desacertado ni desmedido.

Tras mencionar que otras formaciones, como la Red Mujeres con Cristina, reparten cada semana, por medio del correo electrónico, citas que pertenecen a las ediciones de Página 12 o al pensamiento de Ernesto Laclau o de Slavoj Zizek, Beatriz Sarlo escribe: “Estos hebdomadarios ‘ramilletes de pensamiento’ difunden, más allá de los círculos especializados, fórmulas políticas que no ofrecen los discursos del Gobierno (generalmente pobres, pese a las pretensiones). Son citas sobre las que se puede volver y pensar. No las subestimo, porque forman parte de una larga tradición de frases y epigramas políticos para el uso de sectores menos intelectuales que quienes los difunden”. Verdaderamente, en este punto, nos hallamos ante una perla de la literatura reaccionaria que encandila con su belleza. Aquí, con ese estilo artificioso que ya fue destacado, se expresa que la pobreza intelectual del gobierno, un rasgo del kirchnerismo que aflora en sus discursos, es subsanada por una intelectualidad que, en realidad, no es tan brillante como parece porque sólo se limita a actualizar una larga tradición de frases y epigramas políticos, es decir, algo viejo que está destinado al consumo de los que no son tan inteligentes. En otros términos, tales intelectuales no son más que unos individuos que median entre los brutos que forman nuestro gobierno y los brutos que apoyan a nuestros gobernantes. Mas, su labor no es muy efectiva porque el resultado de la misma queda “dentro de un espacio académico y profesional relativamente restringido”, como el que está representado por los lectores de Página 12, Contraeditorial, Debate o Veintitrés.

De acuerdo a la autora, el número de lectores de Página 12 incluye un “progresismo convencido de que, ante el fracaso de otros progresismos, Kirchner es su última oportunidad y que la política de derechos humanos y el enjuiciamiento de los terroristas de Estado imponen tragarse algunos sapos”: apreciación que, como consecuencia de su ligereza, resalta por su superficialidad y su simplismo. Así, suponer que el progresismo argentino, a excepción de algunos de sus exponentes, sólo se preocupa por los derechos humanos que fueron violados durante los setenta y que, en cambio, no lo hace por la renta extraordinaria de la producción sojera, la administración de los fondos previsionales, los medios de comunicación audiovisual, la asignación universal por hijo y el pago de la deuda externa con las reservas del Banco Central, entre otros temas, exterioriza el desconocimiento del asunto abordado. Al escribir esto, imagino, a raíz de lo analizado, que un progresismo que valore por igual a los derechos humanos y al neoliberalismo económico despertaría el agrado o, por lo menos, la simpatía de Beatriz Sarlo. Mas, advierto un problema. La violación de estos derechos por los militares del Proceso de Reorganización Nacional, desde 1976 hasta 1983, constituyó la condición necesaria para la paulatina configuración de una realidad económica de corte antinacional y antipopular que, bajo la apariencia de una bonanza generalizada y eterna, nos condujo poco a poco hasta el borde del abismo. Por ende, la reivindicación simultánea de ambos extremos implica la negación del primero de ellos, a pesar de las opiniones interesadas o ingenuas que aseveran lo contrario.

De un modo natural, la referencia a Página 12 se extiende al programo televisivo 6,7,8 que, al igual que el matutino ya citado, atrae la atención de la autora de un modo particular. Respecto del mismo, su texto expresa: “No se puede subestimar 6, 7, 8 con la respuesta sencilla de que se ve el programa porque está enmarcado en las emisiones de Fútbol para Todos. Esa respuesta ignora que tal fue precisamente el objetivo de estatizar las transmisiones mediante un contrato con la AFA que empezó costando 600 millones anuales y para el que ya se han anunciado refuerzos. Quien tuvo la idea no pensó simplemente en que se pasaría publicidad oficial durante los partidos, sino que el fútbol iba a calentar la pantalla de Canal 7, con un efecto de arrastre que conoce cualquiera que sepa algo de televisión. Lo que pagamos todos los argentinos es ese efecto de arrastre, que hoy beneficia a 6, 7, 8, pero que, como cualquier efecto, es ciego”. Evidentemente, estamos ante un plan diabólico que fue concebido para atraer a los individuos que no pertenecen al campo de la intelectualidad, es decir, a los que conforman el común de la gente. Al principio, se los seduce con el fútbol. Y, luego, se los golpea con la maza de la propaganda oficial que es difundida por Sandra Russo y Orlando Barone, sin ninguna clase de pudor. Con toda franqueza, si ésa es la razón que motiva la transmisión del fútbol, por parte del canal de televisión que se halla emplazado en Tagle y Figueroa Alcorta, el gobierno, según mi parecer, erró el camino. Sé que más de una persona no ve el mencionado programa cuando la transmisión de un encuentro deportivo retarda su inicio hasta las once de la noche. Y también sé que más de una que no veía el Canal 7 sólo sintoniza a dicho canal cuando un partido es trasmitido por él.

Pero, el dispositivo kirchnerista no se agota en esta comunidad de audiencia que está integrada por miembros de un pequeña burguesía de tono progresista que no son matones, sino militantes espontáneos, y que no practican la violencia física, sino la agresión verbal. A lo dicho, debemos agregar la televisión digital. A ésta, debemos agregar el nombre de Gabriel Mariotto: un Secretario de Medios que “actúa rápido, no se fija en menudencias, y tiene la determinación de quienes piensan que la batalla final no se gana sin una victoria comunicativa”, a diferencia de los “Kirchner, que, abandonados a su espontaneidad, simplemente ahogarían económicamente o cooptarían con negocios a la prensa”. A éste, debemos agregar los blogs y los blogueros que fueron “celebrados por Aníbal Fernández en una de sus últimas escapadas nocturnas como militante”. Y, a estos, debemos agregar los condottieri que recorren la web “buscando palabras clave” que les permitan intervenir en portales, en periódicos digitales o en blogs que piden a gritos un “comentario de la ortodoxia doctrinaria kirchnerista”. En otras palabras, asistimos como observadores privilegiados o, quizás, como víctimas indefensas, al desarrollo de una batalla cultural que es librada por quienes se identifican con las “formas rizomáticas de una nueva esfera virtual”, en “donde no se es responsable ni de la injuria ni del falso testimonio”: personas que viven del “rumor que difunden y multiplican” y del “anonimato, que es la regla que nadie se atreve a discutir”, en medio de un juego que tiene el objeto de convencer, aunque los “aficionados a las trompadas” pasen a primer plano, cada vez “con más frecuencia”.

Ahora bien, después de este recorrido por una nota que no carece de méritos, conviene resumir lo que vimos hasta aquí, para estar en condiciones de llegar a una conclusión. De acuerdo a lo expuesto por Beatriz Sarlo, a lo largo de su texto, el kirchnerismo es algo que resalta por su conflictividad con el periodismo no oficialista y que atenta contra la libertad de prensa a través de un dispositivo cultural que abarca principalmente el espacio de Carta Abierta, el diario Página 12, la revistas Contraeditorial, Debate y Veintitrés, el programa televisivo 6,7,8, y la multiplicidad de blogs peronistas. Tal aseveración implica el libramiento de una batalla comunicacional y, por lo tanto, cultural, contra los medios que no apoyan al gobierno, con el argumento de estar enfrentando los ataques de una campaña destituyente. Esta última palabra —que disgusta a más de uno que exterioriza dicha intención, por medio de su discurso y su conducta—, es esencial en el desarrollo de esta cuestión. La presencia de un ánimo golpista o, por lo menos, cercano al golpismo, en algunos sectores de la sociedad, no constituye un invento, sino una realidad visible y palpable.

No obstante, nuestra autora pretende que cerremos los ojos ante la presencia de los que tratan de maniatar, doblegar y, en definitiva, voltear a un gobierno que fue elegido por el pueblo. Es decir, quiere que ignoremos a los que sueñan con enclaustrar a la Argentina, dentro de los límites de una patria agropecuaria, por los medios que sean necesarios, aunque eso signifique la violación de las normas constitucionales; como los representantes de la Mesa de Enlace que enfrentaron a la presidenta, durante el conflicto del campo; o los exponentes de la producción ganadera y agrícola que, al frente de piquetes distinguidos, bloquearon las rutas e impidieron el paso de los camiones que transportaban alimentos, a fin de palanquear las exigencias de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, las Confederaciones Rurales Argentinas, la Federación Agraria y la Sociedad Rural; o los habitantes de la zona metropolitana que cacerolearon en la Plaza de Mayo, en las avenidas de Palermo y Belgrano, y en los alrededores de la Quinta Presidencial de Olivos, para evidenciar que estaban con los ruralistas. Tampoco desea que pensemos en los que consideran que la defensa de la argentinidad y el cristianismo implica la reivindicación pública de los miembros de las fuerzas armadas que secuestraron, torturaron y asesinaron a miles de personas, durante la última dictadura: lo cual representa la negación del Estado de Derecho y, por lo tanto, de los valores republicanos y democráticos; o en los que —más allá de su pertenencia o no, a una prensa escrita, radial o televisiva, que obtiene llamativamente los favores de jueces procesistas y políticos opositores—, cuestionan la ley que regula los medios de comunicación audiovisual y que, por tal razón, privilegia la libertad de expresión y la libertad de información, en lugar de priorizar una libertad de empresa que favorece la formación de emprendimientos comunicacionales que adquieren el carácter de monopolios.

Y, acorde con lo dicho, también procura que apartemos de la mente a los que utilizan una diputación o una senaduría para entorpecer y, si es posible, impedir totalmente la acción de la administración nacional, con el propósito inocultable de reemplazar a esta última: intención que se apoya en una mayoría numérica que no se da en la práctica, a raíz de la desunión que existe entre sus supuestos integrantes; y que, por otra parte, se convierte en una violación del principio republicano de la división de poderes y del sistema presidencialista de gobierno, dos valores consagrados de una manera inequívoca, por el texto de nuestra Carta Magna. En síntesis, estamos ante una nota que fue redactada para los que comparten cada una de las opiniones expresadas por la autora porque eso contribuye a la vigencia de un modelo de país que favorece la satisfacción de sus intereses; y paralelamente, para los que nunca ven la realidad tal como es; para los que nunca reflexionan sobre ella aunque la vean con nitidez; y para los que nunca recuerdan los hechos que motivan esa reflexión, ni las conclusiones que derivan de la misma, aunque posean una memoria que no esté por debajo de los parámetros de la normalidad, como consecuencia de una amnesia imprevista, fatal y, en ciertos casos, conveniente.

martes, 1 de junio de 2010

VISIÓN DE FORJA Y DON ARTURO JAURETCHE. Por Oscar Valero

LA OTRA HISTORIA:




VISIÓN DE FORJA Y DON ARTURO JAURETCHE.


OscarValero

Sociólogo

Las minorías ilustradas o la “intelligentzia” tienen su idilio con la política inglesa en el Río de la Plata desde la época del Virreinato, los británicos comenzaron con la revolución industrial antes que otros países, su política fue de sometimiento a sus intereses económicos, la libertad económica para ellos fue protección de sus industrias y trabajo para su pueblo, podríamos decir que se trato de un nacionalismo expansionista.

En la etapa de la Revolución de Mayo existían dos formas de pensar el país, eso sigue igual. La historia oficial, esa la que nos cuenta que la revolución fue entre los criollos y los realistas, oculta el pensamiento y la ideología que no considera a todos los integrantes de una comunidad como seres humanos. Por tal motivo, para que dar trabajo, educación o salud no interesaba a esta clase social que solo pensaba en exportar ganado y para eso solo era necesario algunos peones, vivían como podían y se sentían humillados, desde ese lugar no podían reclamar justicia. La Revolución de Mayo producida por los ingleses cerraría con esta forma de pensar, la otra historia la del Plan de Operaciones de Mariano Moreno fue ocultada, silenciado su gestor, asesinado en un barco ingles, su idea de una producción nacional era el proyecto de La Patria Grande. Tampoco de San Martín se conoce que intento llevar adelante el proyecto Morenista, de su organización de Cuyo que aun perdura, la traición de Rivadavia hace fracasar la Campaña del Alto Perú. Las lecturas del El Santo de la Espada donde el Padre del Patria vuelve porque extrañaba a su tierra son afines a este proyecto, el San Martín de las ideas de Norberto Galasso no tiene la difusión que debería. Manuel Dorrego también seria asesinado por pensar distinto, había estado en Estados Unidos y otro país se estaba construyendo, Lavalle fue el que dio la orden de fusilarlo. ¿Quienes fueron sus autores intelectuales? La “intelligentzia” y los británicos.

Desde 1853 hasta 1916 los gobiernos fraudulentos que existieron permitían que sus ministros los eligiera el embajador británico como quedo claro con Scalabrini Ortiz y sus libros Yrigoyen y Perón e Historia de los Ferrocarriles Argentinos, el festejo del centenario fue con un pueblo famélico y las clases altas derrochando su dinero en Europa.

Don Hipólito Yrigoyen encuentra una sociedad donde los descendientes de inmigrantes, restos del criollaje dice Don Arturo no tenían lugar en la economía de granja de entonces, donde los ingleses eran el taller y nosotros producíamos materia prima. Don Hipólito da respuesta a las demandas sociales, económicas y culturales logrando el apoyo de las masas populares.

Con anterioridad a la revolución de 1930, la campaña de desprestigio de Don Hipólito fue de tal magnitud, que confundieron a parte de la población que acepto el golpe de estado a un gobierno legitimo que defendía los intereses populares. Este golpe demolió las conquistas yrigoyenista en lo que se denomino década infame; en 1935 se crea Fuerza Orientación Radical Jóvenes Argentinos, este movimiento es de gran importancia porque produce un quiebre a tantos años de sometimiento intelectual, político, económico y cultural que consideramos unos de los cimientos del campo nacional.

Que motiva a los hombres que viven una situación económica diríamos cómoda, a adoptar una postura militante, a dar su tiempo por una causa. Este es el caso de Don Arturo Jauretche, Homero Manzi, Luis Dellepiani, etc. Que hicieron, porque no fueron indiferentes a tanta miseria, a tanta corrupción, es evidente que fueron personas con una gran sensibilidad social. En ese momento al igual que hoy algunos sectores medios vivían influenciados por lo que le dictaban las clases altas y estas por lo que le decían los intereses internacionales.

La muerte de Don Hipólito Yrigoyen y la crisis del partido radical, sumado esto a lo que se denomino la década infame, motivo a estos hombres a celebrar acuerdos con algunos puntos mínimos de coincidencia estos fueron a grandes rasgos los siguientes: Volver a la doctrina Yrigoyenista cuyas bases están en las tradiciones federales que existían hasta 1852, de la Reforma Universitaria de 1918 tomar su contenido original como hicieron Manuel Ugarte y Raúl Haya de la Torre, pensar la revolución nacional y latinoamericana con una base popular, con una posición antiimperialista con respecto a Gran Bretaña y Estados Unidos, fue un movimiento que logro apoyo en los sectores de clase media de menos recursos económicos.

Otro movimiento intelectual popular el revisionismo histórico nace junto con la crisis de 1930 y tiene su auge en 1960, contó con precursores, fueron escritores liberales que percibieron que la historia escrita había sido una política de la historia como dice Don Arturo, ellos fueron Adolfo Saldias y Pérez Amuchástegui, semejante indisciplina les costo ser expulsados de los círculos intelectuales, académicos y clubes.

El revisionismo proviene de las filas del nacionalismo, sus escritores fueron discutidos se les exigía rigor científico algo que la historia mitrista carece por completo. Comprender el revisionismo es entender lo difícil que fue para esos hombres lograr un quiebre en su forma de pensar, como fueron educados, las comparaciones suelen ser odiosas y muchas veces se realizan sin comprender la realidad histórica de una época. Jauretche valoriza a estos escritores que al explicar el pasado, se entendía la realidad de entonces .F.O.R.J.A. toma solo parcialmente temas del revisionismo, lo que es indudable que muchas de sus ideas y denuncias toman en la pluma de Don Arturo la posibilidad de análisis del futuro.

Don Arturo fue un hombre cabal, de hablar claro y con mucha pasión, su Posición Nacional es la plataforma política de cualquier partido político argentino o latinoamericano, pensemos que el fija su posición, sin hacer uso de la identidad tema tan actual hoy y logra en este libro en setenta y ocho conceptos o ideas que clarifican temas que hoy tienen vigencia.

Observamos en F.O.R.J.A. la aptitud de ganar la calle en mil conferencias y llegar hasta el hueso en los temas centrales, por ejemplo la denuncia del tratado Roca-Runciman de 1933, que se denomino por parte de los forjistas “Estatuto legal del coloniaje” donde se aclara que con tal se asegurarse la venta de ganado a frigoríficos ingleses la Argentina entregaba todo su transporte a los mismos, por lo cual se dejo sin trabajo a camioneros y colectiveros, los camioneros al abrir el comercio con nuevas rutas, le hacían competencia a los ingleses; se crearon las Juntas reguladoras de azúcar y vino, producir menos vino para que no molestar con competencia a Francia, Italia y España; en cuanto al azúcar ya se ocupaban Cuba y Brasil de producir, estas medidas no fueron aisladas impedían el progreso del país y dejaban sin trabajo al pueblo.

El trabajo de F.O.R.J.A. fue marcar el hilo conductor de la política británica en el Río de la Plata el mismo fue separar todo el territorio de America del Sur en pequeños países y hacer todo lo que pudieron para que estos países no se llevaran de acuerdo. Al separar el Alto Perú y el Paraguay la explotación de minería y productos agrícolas tropicales quedaron a merced de la explotación capitalista, con ello se logro un bajo nivel de vida de su población, quedando afuera la población indígena, no existía intercambio entre los pueblos, ni producción local de industrias. En el Río de la Plata la producción de ganado y agricultura solo favoreció a la población blanca y a la inmigración europea, además de comerciantes, transportistas, bancarios etc., toda esta forma de producción comprometida al monopolio comercial extranjero. El control era tal que Estados Unidos tampoco podía ingresar con sus productos. La estrategia británica se cumplió, el Río de la Plata no debía tener dos puertos de ambas orillas de un mismo país, la pregunta que nos hacemos que ideología tenían los que querían países pequeños, el liberalismo tenía dos ejemplos en Alemania y Estados Unidos, dice Don Arturo copiar por copiar, porque no se uso la lógica y hacer algo distinto para un país nuevo.

La caída del federalismo después de Caseros significo la derrota del pueblo, luego continuaron la masacre de Paraguay y la desaparición de los últimos caudillos junto con veinte mil gauchos, así llegamos a la generación del ochenta con la otra masacre de los últimos aborígenes.

Gran Bretaña consideraba a esta parte de América como su patio trasero, en negociaciones con los Estados Unidos el primer ministro británico Sir Winston Churchill recomienda a su diplomático, cuando era inminente la entrada a la segunda guerra mundial de los dos países que “Ceda en todo lo de la América del Sur, menos en cuanto a los países productores de carnes ovinas y bovinas”. Hasta aquí es entendible la posición de las oligarquías a lo largo de la historia, defendían sus intereses, que sucedió con la “intelligentzia” de izquierda actuaron defendiendo intereses no argentinos en el caso de las dos guerras mundiales, pretendieron que ingresáramos a la guerra como si obtuviéramos algún beneficio o el resultado de las dos contiendas mundiales fuera de interés para la nación. También las izquierdas apoyaron los golpes de estado de los gobiernos elegidos democráticamente por amplia mayoría donde el estado en ambos casos cumplió una función social, como fueron los gobiernos de Yrigoyen y Perón; asumían en esos momentos comunistas y socialistas una aptitud de confrontación con los norteamericanos y nuestro país económicamente estaba en manos inglesas. Don Arturo afirma que hay que dejar de vivir lo extraño como propio. En la actualidad la mayoría de las izquierdas apoyan el proceso de unidad Latinoamericana que esta en marcha.

Su idea de invertir el globo terráqueo donde America del Sur estaría ubicada en un lugar central, donde ya no podríamos decir estamos lejos de todo y considerarnos mentalmente inferiores. No hay un reconocimiento a Don Arturo por tan claro recurso pedagógico, al contrario el ejercito Argentino adopta tal ejemplo en 1960, lo cita como un aporte traído desde fuera del país. Los aportes de F.O.R.J.A. y este trabajo de Don Arturo tienen plena vigencia, el pensamiento del hombre argentino debe lograr “ver el mundo desde nosotros, por nosotros y para nosotros”.

Algo central que Jauretche dice: “La actitud de dependencia de nuestros cultos y su incapacidad para ver en función de la realidad es la incapacidad cultural para generar propios puntos de vista”. En la actualidad la proliferación de cultos y sectas conspira en la construcción de una identidad nacional, este tema debe ser instalado como debate para que el estado pueda intervenir y sancionar aquellos que toman la religión como negocio. Además las altas jerarquías de la iglesia católica actúan como partido político, olvidando los intereses de los que deberían defender, los más pobres. Profundizando el tema la discusión de la iglesia con el psicoanálisis no es por la cuestión sexual, es porque la iglesia niega que en el interior del ser humano se encuentre el odio y el amor. Si a Hitler si se lo hubiera analizado lo correcto habría sido enviarlo a estudiar pintura que era lo que le gustaba, al contrario se lo envío a una escuela militar, así fue su vida y la millones de seres humanos.

F.O.R.J.A. apoya la Revolución de 1943, en 1945 decide dejar de funcionar ve con agrado que a los cabecitas negras le llego el momento de sus realizaciones. Las señoras gordas, los universitarios e intelectuales deformados siguen pensando en un hombre abstracto.

Para armar una conciencia nacional debemos producir un quiebre de nuestros pensamientos y para eso debemos desvincularnos de todo medio de publicidad, información y acción decía Don Arturo. Esta cuestión es para analizarla nosotros y conversar el tema sin pasión, existe en muchos compatriotas la costumbre de dejar de pensar, que le digan que decir, y las personas repiten las mismas palabras, además esta instalado el odio, la ira en cualquier tema a discutir en la sociedad argentina en los medios.

Existe hoy un medio poderoso que es la televisión, es imposible armar una nacionalidad con ochenta canales que transmiten lo que sucede en Europa, Estados Unidos y cuando hablan de algún presidente latinoamericano, africano o asiático es para defenestrarlo si hablan bien cuidado, es que dicho personaje trabaja para el imperio.

Nosotros estudiamos a Don Arturo no como nostálgicos, el y F.O.R.J.A. nos obligan a realizar algo que aún no pudieron robarnos, pensar el futuro desde una unidad Latinoamericana tal cual lo intento el peronismo en su primera presidencia y hoy estamos en una situación distinta donde existe un gobierno en Bolivia gobernado por un presidente aymara, en Brasil un obrero es presidente, en Ecuador hay un presidente con claras posturas antiimperialista, en Venezuela un militar socialista es presidente, y en Paraguay un cura popular también es presidente.

E n nuestro Bicentenario nuestra Presidenta estaba rodeada por presidentes Latinoamericanos y millones de argentinos salieron a festejar es un hecho social de suma importancia, las minorías festejaron en el teatro Colón; Don Arturo nos aconseja a no poner la olla sin antes prender el fuego, que algo de fuego hay no les quepa la menor duda.

*Oscarvalero_1@yahoo.com.ar