miércoles, 1 de julio de 2015

Se presentan por separado (pero se mueven juntos) por Elías Quinteros

SE PRESENTAN POR SEPARADO
(PERO SE MUEVEN JUNTOS)

Elías Quinteros

El domingo, el electorado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no se limitará a visitar los lugares de votación para elegir por sexta vez un jefe de gobierno. También elegirá por sexta vez un proyecto político. Como en las dos ocasiones anteriores, más de dos millones y medio de personas obtará entre el proyecto representado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández y el proyecto representado por la parte de la oposición que pretende que los argentinos retornemos a fines del año 2001. Por más de un motivo, algunos creen que los proyectos en pugna no son dos sino tres: el proyecto encarnado por Horacio Rodríguez Larreta (PRO), el proyecto encarnado por Mariano Recalde (Frente para la Victoria), y el proyecto encarnado por Martín Lousteau (ECO). Pero, quienes creen esto olvidaban que la Coalición Cívica ARI y la Unión Cívica Radical (dos de las fuerzas más importantes de ECO), conforman con el PRO la alianza Cambiemos. Es decir, pasan por alto que los exponentes del PRO y los exponentes de ECO, aunque se presenten por separado en el ámbito porteño, se mueven juntos en el ámbito nacional. Por lo tanto, veamos las cosas con realismo. El núcleo duro de la oposición estará feliz con el triunfo de Rodríguez Larreta (aunque eso entristezca a los seguidores de Lousteau), y con el triunfo de Lousteau (aunque eso entristezca a los seguidores de Rodríguez Larreta), ya que la ciudad se encuentra ante una criatura de dos cabezas (la que defiende la totalidad de lo hecho por Mauricio Macri desde hace ocho años y la que, en cambio, sólo propugna la modificación de una porción de lo realizado). Frente a una alternativa que no es real, debemos apoyar (como en el pasado), a quienes expresan el proyecto que reconstruyó la Argentina para que el mismo (dentro de las posibilidades existentes), obtenga el mejor de los resultados electorales. El domingo, durante el desarrollo del comicio, el destino de la ciudad no será lo único que estará en juego. Más allá de las cuestiones que tienen que ver con el contexto local, los porteños votaremos por el futuro de la política que nos rige desde hace doce años. Y, por ello, tendremos la posibilidad de decir que:

No deseamos un proyecto que defienda los intereses de los fondos buitres que litigan contra el país.

No deseamos un proyecto que rife el patrimonio estatal, es decir, Yacimiento Carbonífero de Río Turbio, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Aerolíneas Argentinas, Ferrocarriles Argentinos, Talleres Navales Dársena Norte, Fábrica Argentina de Aviones, Correo Argentino, Agua y Saneamientos Argentinos, etc.

No deseamos un proyecto que abandone la asignación universal por hijo, la entrega gratuita de computadoras a los estudiantes del nivel secundario, el aumento periódico de las jubilaciones, la regulación de los servicios de comunicación audiovisual, la televisación gratuita de los partidos de fútbol, etc.

No deseamos un proyecto que olvide la democratización de la Justicia.

No deseamos un proyecto que detenga la integración latinoamericana.

No deseamos un proyecto que convierta la existencia de la Argentina en la copia de los padecimientos de la Grecia actual.

Y, en definitiva, no deseamos un proyecto que resucite el pasado; y que, por ende, nos haga revivir lo que sentimos cuando un vicepresidente renunció prematuramente; cuando el Blindaje Financiero y el Megacanje incrementó el endeudamiento del país; cuando los votos en blanco, los votos nulos y el ausentismo exteriorizaron la disconformidad del electorado; cuando el Corralito impidió retirar el dinero que alimentaba los plazos fijos, las cajas de ahorros y las cuentas corrientes; cuando la gente saqueó los supermercados y los comercios; cuando el Estado de Sitio no frenó las marchas multitudinarias que reclamaban la renuncia del gobierno; cuando la represión policial dejó un tendal de detenidos, heridos y muertos; cuando cinco presidentes se sucedieron con un ritmo vertiginoso; cuando la cesación de pagos constituyó una realidad; cuando la salida abrupta de la Convertibilidad provocó una devaluación salvaje; y cuando los cacerolazos, las huelgas, los piquetes, las cuasimonedas y los clubes de trueque formaron parte del paisaje cotidiano.

¿Qué haremos entonces? ¿Qué proyecto tendrá nuestro voto?

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