Elías Quinteros
I
Sé que usted votó
por Mauricio Macri hace once meses. No lo niegue. No desperdicie su tiempo
haciéndolo. Sé que usted votó por él. Y sé que hoy, a once meses de ese hecho,
usted considera que él lo engañó durante la campaña electoral, que él lo defraudó
y que él lo indujo a incurrir en uno de los errores más graves de su vida: algo
que no quiere reconocer públicamente porque teme los reproches y las burlas de
los que votamos por Daniel Scioli. Pero, no tiene que avergonzarse. Ni tiene
que angustiarse por eso. Nadie va a lincharlo aunque haya contribuido al
triunfo del macrismo. Nadie va a crucificarlo. Usted no cometió un crimen, ni un
pecado. Simplemente, creyó en las palabras de un hombre. Y tal creencia no
implica que usted sea un estúpido. Sólo significa que usted cree en la buena fe
de los demás: una particularidad que, en lugar de hablar mal, habla bien de su
forma de ser. Sin duda, nadie le explicó que la mayoría de la sociedad pierde
cada vez que a un gobierno conservador le va bien y cada vez que a un gobierno
conservador le va mal porque, en el primer caso, financia el bienestar de una
minoría y, en el segundo, asume el costo de la crisis que es generada, tarde o
temprano, por esa clase de gobiernos. A raíz de esto, que es tan evidente como
el día y la noche, quienes apuestan a un gobierno conservador, no siendo parte
de los sectores dominantes, se engañan olímpicamente. Un gobierno conservador,
por obra de su naturaleza, sólo atiende los intereses de unos pocos aunque afirme
que gobierna para todos. Por ello, la asunción de un gobierno conservador mediante
un procedimiento democrático, es decir, mediante un procedimiento que requiere
el apoyo de la mayoría del electorado y, en su defecto, de una porción relevante
del mismo, genera un poco de desconcierto. Según las reglas de la lógica, un
gobierno que tiene en su estructura genética la satisfacción de los
requerimientos de un sector minoritario, en detrimento del resto de la
sociedad, no constituye el efecto directo e inmediato de una decisión
voluntaria de sus futuras víctimas. Mas, cuestiones como el agotamiento de un
ciclo político más que exitoso, los errores estratégicos del partido gobernante
durante la campaña proselitista, la necesidad o la conveniencia de un cambio,
la atracción de los candidatos que son vistos como algo novedoso aunque no lo
sean, la seducción de las promesas electorales, la influencia de los medios de
comunicación masiva, y la adhesión de los sectores sociales que concentran la
riqueza y de los que piensan que están a la altura de aquellos, pueden lograr
que lo increíble asuma la fisonomía de una realidad.
II
Esto último
sucedió aquí, el año pasado. Y personas como usted lo hicieron posible. Admítalo.
Admítalo de una vez. Gracias a usted y a individuos como usted, un candidato
conservador, Mauricio Macri, fue elegido por la sociedad argentina para ejercer
el cargo de presidente de la Nación. Como
consecuencia de dicho suceso, en un lapso de diez meses, regresamos a la época
de las devaluaciones de la moneda, la agudización del proceso inflacionario, el
aumento innecesario del endeudamiento externo, la apertura indiscriminada de
las importaciones, el estancamiento progresivo de la actividad productiva, el
incremento de la desocupación, la reducción del consumo y la expansión de la
pobreza extrema. O, dicho de otra forma, regresamos a la época de las personas
que vendían sus mercancías en las veredas o en el transporte público; que
intercambiaban las cosas que no necesitaban o que no necesitaban demasiado en
los clubes de trueque; que recorrían las calles buscando muebles y electrodomésticos
viejos, hierros, cartones u otros elementos de interés pecuniario; que atenuaban
su hambre con la comida de una olla popular; o que vivían con sus familias a la
intemperie: un retorno que —según lo explicado por Cristina Fernández, hace un
tiempo, en El Calafate—, tiene como trasfondo a un planeta que ya no presenta liderazgos
individuales, como los de Charles de Gaulle, Juan Domingo Perón o John Fitzgerald
Kennedy, sino liderazgos sistémicos, como el de las corporaciones de los Estados
Unidos o el Partido Comunista de la República Popular
China. Quizás, usted no lo recuerde o no lo recuerde bien. Pero, en esa
oportunidad, ante los periodistas de Al Jazeera, La Jornada , Nodal, Reuters,
Sputnick y Telesur, dejó en claro que nuestro continente, expresión que
comprende a nuestro país, es una región que constituye un territorio en disputa
desde que los Estados Unidos, que habían desatendido estas tierras, advirtieron
que los gobiernos nacionales y populares de la zona, como los de Venezuela,
Brasil, Argentina o Bolivia, mantenían relaciones muy estrechas con otros
actores internacionales, como la República Popular China o la Federación Rusa. A
raíz de esta modificación del panorama regional, el avance de la restauración
conservadora que se vive en estos momentos, con la ayuda de partidos mediáticos
y partidos judiciales que responden a los sectores de la economía más concentrada,
reduce la intensidad de los Estados de Derecho. O sea, crea las condiciones
adecuadas para que gobiernos conservadores, como el argentino, puedan restringir
las libertades de los individuos y reducir los ingresos de las clases bajas y medias.
III
Frente a una
situación tan dramática, sé que usted, al igual que cualquiera, se pregunta: ¿cómo
vivir a partir de ahora? ¿Cómo trabajar, comer, amar, dormir y soñar? ¿Cómo
pensar con claridad? ¿Cómo mirar el futuro con esperanza? ¿Cómo sobrellevar el
tiempo que falta para las elecciones presidenciales del año 2019, acontecimiento
que puede modificar el curso de las cosas, si tenemos un jefe de Estado que va
a convertir al país en un conjunto de ruinas y cenizas antes de la finalización
de su mandato? ¿Cómo enfrentar la política del gobierno nacional con las reglas
del sistema democrático y, por tal motivo, sin alterar las normas del orden
constitucional? ¿Cómo librar ese enfrentamiento sin caer en una actitud
golpista, sin ser como los que derrocaron gobiernos en el siglo pasado, con la
ayuda de las fuerzas armadas, y en la época actual, con la colaboración del
Poder Ejecutivo y el Poder Judicial? ¿Cómo? Acaso, ¿podemos confiar en los
partidos políticos de la oposición y, por encima de todo, en el Partido
Justicialista, cuando vemos que la desorientación y la mediocridad reinan en
sus filas? ¿Podemos confiar en las organizaciones sindicales cuando vemos que negocian
recomposiciones salariales que no cubren el incremento inflacionario y ponen
objeciones y objeciones que dilatan la realización de, por ejemplo, un paro general,
a pesar de los despidos y las decisiones económicas que perjudican a los
trabajadores? ¿Podemos confiar en los Poderes Ejecutivos de las provincias y
los municipios cuando vemos que, por necesidad o conveniencia, apoyan la política
nacional, provincial y municipal de la alianza gobernante, en lugar de limitar
la implementación de dicha política? ¿Podemos confiar en el Poder Legislativo
cuando vemos que sanciona los proyectos de la presidencia con el voto positivo
de senadores y diputados que acatan la disciplina partidaria y senadores y
diputados que, aunque no pertenezcan al oficialismo, apoyan tales proyectos con
el argumento de favorecer la gobernabilidad? ¿Podemos confiar en el Poder
Judicial cuando vemos que admite y tramita con presteza las presentaciones que,
con el pretexto de denunciar uno o varios actos de corrupción, sólo pretenden
la desacreditación del gobierno anterior? ¿Y podemos confiar en el periodismo
cuando vemos que defiende al oficialismo durante las veinticuatro horas del día
y descalifica a la oposición y, en general, a cualquiera que tenga la osadía de
cuestionar las decisiones del gobierno nacional?
IV
Innegablemente,
si vemos la realidad de esta manera, ambos debemos responder que no. Sin
embargo, antes de proceder así, debemos considerar que la totalidad del panorama
no es negativo. Al fin y al cabo, la Argentina tiene militantes rasos, cuadros
intermedios, técnicos, intelectuales y dirigentes políticos que tratan de preservar
lo bueno del gobierno anterior, a pesar de la fragmentación partidaria que
favorece al Poder Ejecutivo. Tiene sindicalistas que, a diferencia de los
compañeros que se burocratizaron con el paso de los años, defienden los
derechos de los trabajadores, escuchan los reclamos de las bases sindicales y,
si es necesario, no desdeñan las acciones de protesta con el fin de enfrentar
la política antiobrera que impera en estos días. Tiene gobernadores e
intendentes que preservan un mínimo de dignidad e independencia, no obstante
los problemas que afectan sus gestiones administrativas. Tiene legisladores que
denuncian los fines que yacen detrás de los proyectos oficiales que son
tratados en el Congreso Nacional y, por ende, rechazan dichos proyectos con sus
discursos y sus votos. Tiene jueces y fiscales idóneos, honestos y valientes
que enfrentan las presiones que tratan de influenciar sus actos y resuelven las
causas que están a su cargo, aunque eso provoque el disgusto de los poderes
concentrados. Y tiene periodistas que investigan, descubren, revelan y explican
las cuestiones que son ocultadas o disimuladas por los medios gráficos, las
emisoras radiales, los canales de televisión y las redes sociales que protegen
o tratan de proteger la imagen del gobierno. En este punto, sé que usted, a semejanza
de otros, piensa que la actitud de estos individuos, aunque resulte admirable
en más de un sentido, no es suficiente. No alcanza. Y, en verdad, tiene razón.
Sin embargo, mire bien. Observe a su alrededor con detenimiento. Ellos no están
solos. Muchos los acompañan. Después de todo, ¿quiénes agradecieron a Cristina
Fernández sus ocho años de gestión, el 9 de diciembre del año pasado, un día
antes del recambio presidencial, en la
Plaza de Mayo y en los alrededores de ésta, protagonizando de
ese modo un hecho que no tiene antecedentes en la historia argentina? ¿Quiénes
ratificaron la vigencia de los derechos humanos y rechazaron la visita oficial
de Barack Obama, el presidente de los Estados Unidos, el 24 de marzo del presente
año, a cuatro décadas del inicio de la última dictadura, en el mismo lugar del
suceso anterior? ¿Quiénes acompañaron la presentación de la ex presidenta en el
juzgado de Claudio Bonadio, el 13 de abril, en el barrio de Retiro, frente a
los tribunales de la Avenida Comodoro
Py? ¿Quiénes condenaron la ola de despidos y apoyaron la sanción de la Ley de Emergencia Ocupacional,
dieciséis días después, a cuarenta y ocho horas del Día del Trabajador, en la Avenida Paseo Colón, frente al
Monumento al Trabajo? ¿Quiénes repudiaron el veto de dicha norma, el 2 de
junio, en la Plaza
de Mayo? ¿Quiénes marcharon por la
Avenida de Mayo contra la violencia de género, al día
siguiente, en una reedición de “Ni una menos”? ¿Quiénes protestaron contra el
aumento desmesurado de las tarifas de la electricidad, el gas y el agua, mediante
un “ruidazo”, el 14 de julio, en varios sitios de la Argentina ? ¿Quiénes
impidieron la detención de Hebe de Bonafini, por parte de efectivos policiales,
el 4 de agosto, frente a la sede de las Madres de Plaza de Mayo? ¿Quiénes sacudieron
más de un punto del país, con un “ruidazo” más intenso que el precedente, unas
horas más tarde? ¿Quiénes se movilizaron desde el barrio de Liniers hasta el
centro de la ciudad de Buenos Aires, al igual que en los tiempos de la consigna
“Paz, Pan y Trabajo”, el 7 de agosto, el Día de San Cayetano: el Santo del
Trabajo? ¿Quiénes protagonizaron la “Marcha Federal”: una marcha conformada por
cinco columnas que, tras atravesar el país, convergieron en la Ciudad de Buenos Aires, entre
el 31 de agosto y el 2 de septiembre? ¿Y quiénes reclamaron la reapertura de
las paritarias, el 27 del mismo mes, en las puertas del Ministerio de Educación
y, luego, en las del Congreso Nacional?
V
Si usted
considera que esto tiene sabor a poco, piense. Piense en lo siguiente: ¿quiénes
posibilitaron las protestas de los desocupados; de los trabajadores formales y
no formales de los ámbitos estatal y privado; de los productores agropecuarios,
los industriales y los comerciantes que reciben la calificación de pequeños o medianos;
de los estudiantes y de los científicos; que principiaron con el comienzo mismo
de la actual gestión? Indudablemente, la cantidad de personas que intervinieron
en tales hechos, representando a un sector amplio y variado del espectro
político, contrasta de una manera notable con el escaso número de individuos
que acompañaron la asunción presidencial, el último 10 de diciembre, y la
apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, el 1 de marzo del
año en curso. Asimismo, resalta la actitud de Mauricio Macri: un mandatario que
dispuso el vallado de la Plaza
de Mayo, el Monumento a la
Bandera y la
Casa de la
Independencia , el 25 de mayo, el 20 de junio y el 9 de julio,
respectivamente, con la intención de excluir a la gente que no formaba parte de
sus elegidos. Ahora bien, tal resistencia, por lo que pudimos ver, no es
individual. Es colectiva. Es masiva. Es popular. Y, en los días que corren,
unos días difíciles por cierto, tiene como símbolo indiscutido y elocuente a
una luchadora incansable e inclaudicable: Milagro Sala. Esta mujer, que posee más
de cincuenta años de edad, es una luchadora social. Es una dirigente que
pertenece a una agrupación que, para algunos, constituyó un Estado paralelo
durante la vigencia del kirchnerismo. Es una lideresa. Es una parlamentaria del
Mercado Común del Sur. Y, desde hace unos meses, es una presa política que
empaña la imagen de un Estado que desea que lo veamos como un Estado de
Derecho. Pero, ¿qué hizo para que la privasen de su libertad ilegítimamente? Hizo
algo extraordinario. Pretendió que los carenciados abandonasen el mundo de la
miseria y la indigencia. Pretendió que las mujeres y los hombres tuviesen una vivienda
y un trabajo que les permitiese vivir con dignidad. Y pretendió que los chicos
percibiesen los beneficios de la salud, la educación, el deporte y el entretenimiento,
en lugar de padecer las consecuencias del hambre, el frío, las enfermedades, la
ignorancia y, en definitiva, la efectos de una niñez triste, amarga y
desdichada. Para su desgracia, agravó su situación con algo tan irritante para
las personas que la encarcelaron, como la circunstancia de ser una mujer con
sangre india en sus venas, que reivindica sus orígenes humildes y desafía a las
autoridades cada vez que lo considera necesario. Sus enemigos, que son
poderosos, no quieren mujeres pobres con ginecólogos para ellas y pediatras
para sus hijos. Ni quieren chicos pobres con guarderías. Ni quieren jóvenes
pobres con escuelas, gimnasios, piletas de natación y canchas de fútbol y
básquet. Ni quieren enfermos pobres con centros de salud, médicos clínicos y
especialistas. Ni quieren hombres pobres con emprendimientos que —al
permitirles trabajar, por ejemplo, en la construcción, en la metalurgia o en la
actividad textil—, les impidan caer en la delincuencia, el vicio, la mendicidad
o la explotación laboral.
VI
Muchas mujeres
se destacaron en los últimos años, dentro del campo nacional, popular y
democrático, por obra de su actuación pública. Sin embargo, Milagro Sala es diferente:
afirmación que no pretende desmerecer a las otras. Su nombre (Milagro), está
asociado a un suceso sobrenatural de origen divino que contradice las leyes de
la naturaleza y de la ciencia. Y su apellido (Sala), está vinculado a un
aposento que brinda hospedaje y protección. Ella —en tanto figura que conjuga
ambos aspectos y que, por lo tanto, aparece como algo divino que protege a los
humildes—, simboliza un conjunto de cuestiones que son despreciadas por una
parte de la sociedad jujeña y, asimismo, por una parte de la sociedad argentina.
Su lucha es la lucha de los indios, de los blancos que ocupan las capas más
bajas de la pirámide social, de los mestizos, de los que reciben la
denominación genérica de ”negros”, “cabecitas negras” o “cabezas”. Su imagen es
la de una “chola”. Y, para peor, es la de una “chola” que cuestiona el orden
existente; que reivindica las ideas de un indio (Túpac Amaru), una mujer (Eva
Perón), y un guerrillero marxista (Ernesto “Che” Guevara); que admira el
gobierno de otro indio (Evo Morales); y que defiende la actuación de otra mujer
(Cristina Fernández). Es decir, para ciertos sectores, encarna lo bárbaro, lo maligno,
lo terrorífico, lo demoníaco. Mas, ¿quiénes son los que la siguen? Sus
seguidores son los explotados, los marginados, los sumergidos y los olvidados.
Son los descendientes de los mitayos y los yanaconas; de los esclavos
altoperuanos; de los gauchos norteños; y, en síntesis, de los seres que despertaron
la compasión y la preocupación de Mariano Moreno y Juan José Castelli; que integraron
las tropas de Manuel Belgrano, José de San Martín y Martín Miguel de Güemes; y
que siguieron la voz de Juana Azurduy: esa amazona que tomó las armas; combatió
a los godos en uno de los escenarios más crueles de la Guerra Emancipadora ,
perdiendo durante el desarrollo de la misma a su marido y a cuatro de sus cinco
hijos; alcanzó el grado de teniente coronela; y, como muchos grandes de
América, murió pobre y sola.
VII
No obstante la
prédica de los que pretenden que seamos una copia barata de los Estados Unidos
o de la Europa Occidental ,
los problemas de la Argentina
son, en gran medida, los problemas de la América Latina y
Caribeña. Por este motivo, usted y yo necesitamos el aporte intelectual de
personas que aborden los desafíos del país con una perspectiva regional, en
lugar de hacerlo exclusivamente con una mirada local que no sobrepasa las
fronteras nacionales. El siglo XXI demanda de una manera imperiosa que contemplemos
la realidad que existe más allá del panorama de nuestra Nación como los que, en
un momento del pasado, contemplaron la realidad que existía más allá del
panorama de sus provincias. Tratar los asuntos fundamentales de cada país
latinoamericano y caribeño, desde una perspectiva regional, no equivale a estudiar
las ideas, las personas, los hechos y los procesos políticos, económicos,
sociales y culturales que estan vinculados a dichos países, en forma aislada.
Eso no es más que el estudio comparado de ideas, personas, hechos y procesos:
algo que no pierde su carácter fragmentario aunque la cantidad de comparaciones
sea extensa y variada. Una visión regional requiere la identificación, el
análisis y la explicación de las relaciones que existen entre las ideas, las
personas, los hechos y los procesos que están asociados a nuestros países y, por
otra parte, de las relaciones que existen entre las ideas, las personas, los
hechos y los procesos que están asociados a nuestro presente y nuestro pasado.
Nosotros podemos comprender el funcionamiento del cerebro, el corazón, los
pulmones y el estómago. Pero, sólo llegamos a comprender el funcionamiento del
cuerpo humano cuando logramos vislumbrar la interrelación que existe entre cada
uno de sus órganos. Nada sucede porque sí. Todo, hasta lo más insignificante,
opera como el efecto y la causa de algo. Quienes creen que lo que sucede en
México, Venezuela o Perú, no tiene ninguna vinculación con lo que sucede aquí;
y quienes piensan que lo que sucedió hace cinco siglos no tiene ninguna vinculación
con lo que sucede ahora; razonan como las amebas. Y, en algunos casos, no hacen
ni eso.
VIII
Si usted contempla
la realidad local con una mirada amplia, puede percibir con facilidad que el
mejoramiento de la situación económica y social de la Argentina coincidió con el
surgimiento y el entendimiento de un conjunto de gobiernos progresistas, nacionales
y populares, o izquierdistas, en el continente; y que el desmejoramiento de esa
situación coincidió con la aparición de un movimiento conservador que, en menos
de un año, consiguió la derrota del Frente para la Victoria en la segunda
vuelta de la elección presidencial (Argentina), la derrota de Evo Morales en el
plebiscito realizado para aprobar o rechazar una reforma constitucional que permitiese
una nueva reelección del presidente (Bolivia), el derrocamiento de Dilma
Rousseff (Brasil), la derrota de Juan Manuel Santos en el plebiscito efectuado
para aprobar o rechazar los acuerdos de paz suscriptos por el gobierno y las
FARC (Colombia), y la intensificación de los ataques a la Revolución Bolivariana
con el propósito inocultable de abatirla (Venezuela). Esto no es casual. La
vinculación que existe entre el gobierno conservador de la Argentina y la reacción
conservadora del continente deja en claro que su voto no sólo contribuyó a la
instalación del conservadorismo en el gobierno. También contribuyó al
fortalecimiento del conservadorismo en la región y, en consecuencia, a la
expansión de un movimeinto que aspira a la unificación ideológica de la América Latina ,
bajo los principios del capitalismo más insensible y despiadado. Yo sé que
usted, a diferencia de otros que votaron como usted, no quería esto. Unicamente,
anhelaba la preservación y, si era posible, la ampliación de lo alcanzado
durante los últimos años, sin el supuesto autoritarismo, la supuesta corrupción
y la supuesta ineficiencia del kirchnerismo. En otras palabras, soñaba con una
especie de kirchnerismo que fuese más prolijo o, dicho con una mayor precisión,
que no fuese kirchnerista. Pero, las cosas no resultaron así. En lugar de lo
soñado por usted, tenemos dentro y fuera del país, a un conjunto de individuos
que desean aniquilar todo lo que, según su opinión, presenta rasgos populistas.
Dicha intención es evidente. Nadie puede decir que no la ve. Nadie. Por ese
motivo, usted ya no tiene excusas. O piensa qué va a realizar a partir de ahora.
O piensa qué va a decirle a los suyos, cuando todos nos hundamos en el abismo.
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