lunes, 23 de junio de 2014

BUITRES III por Elías Quinteros



BUITRES (III)

Elías Quinteros

El buitre es un ave de rapiña. O sea, es un ave que se alimenta de animales muertos, a diferencia de otras aves que buscan, cazan y matan a los animales que constituyen su alimento. Esto resulta desagradable para muchos. Pero, no autoriza el juzgamiento de su conducta desde una posición moral. Después de todo, este plumífero sólo acata los dictámenes de la naturaleza. En cambio, las personas que proceden como los buitres o que defienden a las que actúan como esas aves son susceptibles de dicho juzgamiento. Veamos un ejemplo de esto último. Hace muy poco, Alfredo Leuco, en su Carta abierta al juez Griesa, justificó la conducta de los fondos buitres con una serie a apreciaciones sorprendentes. En el comienzo de su misiva, otorga al magistrado el carácter de un civilizado que desconoce las costumbres y las valoraciones de los argentinos, es decir, de unos bárbaros que, lógicamente, actúan como tales. Y lo hace con el respeto y la sumisión que un hombre que vive en uno de los suburbios del mundo debe demostrar cuando se dirige a un exponente de la civilización y, en especial, a un exponente de la civilización que vive en el centro del Imperio. “Me dirijo a usted con el fin de poner en su conocimiento las distintas costumbres y valoraciones que hay en nuestro país. Esa ignorancia que usted manifiesta acerca de quiénes somos y cómo actuamos los argentinos es la que lo lleva a cometer errores groseros en sus fallos y decisiones”. Tras disculpar la ignorancia del civilizado ya que éste no tiene la obligación de conocer los hábitos de los bárbaros, manifiesta la intención de contribuir al enriquecimiento de su cultura general o, dicho de otra forma, de contribuir a la elevación de su nivel civilizatorio, para que no nos conduzca a una cesación de pagos y, por ende, a una quiebra general: dos males que, por el tono burlón que tiñe a la expresión utilizada, no preocupan mucho al redactor de la misiva. “Como se dará cuenta, estimado Mister Thomas Griesa, mi intención es ayudarlo. Y lo hago con absoluta buena fe y al solo efecto de contribuir en su cultura general para que disponga de todos los elementos y no nos obligue a ir a un default que a su vez nos llevaría a la quiebra como país”. Luego, incurre en una falsedad al ignorar los pronunciamientos judiciales que no favorecieron al gobierno nacional y, entre ellos, la duración prolongada e increíble de una medida cautelar que impidió en su momento la vigencia absoluta de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Y, acto seguido, cae en la bajeza de desmerecer la actitud de un hombre que no abandonó sus convicciones cuando asumió como presidente de la Nación. “[…] Si usted se tomara el trabajo de estudiar un poco de historia argentina contemporánea, estimado Mister Griesa, comprendería que desde sus orígenes en Rio Gallegos y Santa Cruz, el matrimonio Kirchner premió a los jueces que se pusieron la camiseta del Frente para la Victoria y persiguió a aquellos que tuvieron la osadía de investigar con independencia la corrupción del poder político. ‘Medallas y negocios para los nuestros y látigo y palos para los de ellos’, ha sido un principio rector en toda la carrera de Néstor y Cristina. Esa es una convicción que no se negocia. Y usted sabe, Mr Griesa y si no sabe le cuento, que las convicciones no se quedaron en la puerta de la casa de gobierno”.

En los renglones siguientes, menoscaba a Alejandra Gils Carbó (la Procuradora General de la Nación), y a Justicia Legítima (un conjunto de jueces y fiscales que busca la democratización de la Justicia). Y reivindica al fiscal José María Campagnoli (que tuvo, entre otros, el apoyo de Cecilia Pando, una representante de la ultraderecha autóctona), y al juez Ariel Lijo (que reconoció la personería jurídica y política de Bandera Vecinal, un partido de orientación nazi). Por ende, condena a quienes aparecen asociados a lo democrático y defiende a quienes aparecen asociados a lo reaccionario. “Cuando los Kirchner desembarcaron a nivel nacional, aplicaron la misma estrategia. Ellos no cambian, Mr Griesa. Insisto, mantienen firmes sus convicciones. Al fiscal José María Campagnoli le están por hacer lo mismo […]. Es la modernización de un viejo axioma que decía al enemigo ni justicia. O justicia legítima. O justicia militante. Son varios los instrumentos que los Kirchner utilizaron para colonizar la justicia y castigar a los rebeldes que no se arrodillaron ante su altar. Allí está la procuradora Alejandra Gils Carbó para conducir los ataques a Campagnoli y los que van a venir después. Atención doctor Ariel Lijo. ¿Conoce ese dicho que advierte que si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar? […]”. Después de apuntar sus cañones contra el juez Eugenio Zaffaroni (uno de los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que no comparte la idea de un derecho penal de carácter represivo), redacta un párrafo que pueden competir con algunos de los pasajes más destacadas de ¿Qué es esto? (ese pasquín escrito por Ezequiel Martínez Estrada en contra del peronismo). “Así son las cosas por estas pampas, Dear Griesa. Sepa que pronto le van a mandar la AFIP para que le haga una inspección integral, que lo van a insultar por televisión en un programa que se llama six, seven, eight y que en un par de diarios que nadie lee van a publicar algo raro suyo que les dio la ex SIDE y lo van a convertir en campaña para ensuciarlo”.

Un poco más adelante, vuelve a la distinción entre civilizados y bárbaros. Pero, el deseo de ser ocurrente lo lleva a presentar a las personas que apoyan a Cristina Fernández como seres que piensan que la totalidad de los estadounidenses son imperialistas y que la totalidad de los empleados de Héctor Magnetto son individuos que obtienen algo más que un salario. Lo lleva a menospreciar la lucha contra la pobreza evidenciando una falta de sensibilidad social que es propia de quien no padece la miseria, el hambre y el frío. Lo lleva a sugerir que quienes apoyan a un gobierno que tiene relaciones amistosas con Vladimir Putin son putinistas. Y lo lleva a considerar que la recordación de Hugo Chávez (un mandatario que fue plebiscitado hasta el cansancio), es algo malo. “[…] quiero que sepa que hay diferencias culturales muy grandes entre ustedes, yankys, imperialistas, empleados de Magnetto y nosotros que estamos a favor de los pobres, de Vladimir Putin y honramos la memoria de Hugo Chávez”. Para el final, deja lo mejor. Por un lado, vuelve a presentarnos como un ejemplo de la barbarie. “[…] compañero Griesa, quiero informarle que nosotros tenemos una interpretación especial del inglés. Los argentinos sabemos de todo y estamos a la vanguardia de la traducción simultánea. God save de Queen en Inglaterra tiene un significado. Acá, significa Dios salve a Cristina. O Dios Nos libre y nos guarde”. Y, por el otro, revela la esencia de su pensamiento. Según él, la circunstancia de perder un juicio que puede afectar a la Argentina en más de un sentido no es importante. Al fin y al cabo, un juicio sólo es eso: un juicio. Nada más. “Hay sutilezas que usted no entiende, Mr Griesa. Por eso se atrevió a fallar en contra de nuestro país. Para este gobierno una cosa es perder UN juicio, que es lo que ha ocurrido y otra cosa muy distinta es perder EL juicio. Ese es nuestro verdadero problema”. Esto es un ejemplo clarísimo de la colonización cultural que afecta a algunos sectores de nuestra sociedad: un argentino que se avergüenza de su país y de sus compatriotas porque el gobierno nacional cuestionó el falló de un juez estadounidense que avaló la postura de los fondos buitres, en lugar de contemplar los intereses de la Argentina y de los acreedores que aceptaron la reestructuración de su deuda pública. En cierto modo, es como un extranjero, como un extranjero que tuvo la terrible desgracia de nacer accidentalmente aquí, lejos de la civilización, en medio de la barbarie más escandalosa. Quizás, por esta razón, el autor de la carta prefiere a los fondos buitres y a los magistrados que se pronuncian a favor de ellos.

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