BUITRES (IV)
por Elías Quinteros
La bendición de los fondos buitres por
parte de la justicia de los Estados Unidos es algo que causa preocupación en la
Argentina y, además, en otros lugares del planeta. Desde que el fallo del juez Thomas
Griesa constituye una realidad inmodificable y, por lo tanto, la cesación de
pagos configura una posibilidad, más de una voz cuestionó el accionar de estos fondos
y de la magistratura estadounidense. Tal reacción es comprensible. Los acreedores
que aceptaron la reestructuración de la deuda pública quieren que el gobierno
nacional les siga pagando con regularidad. Los Estados que renegociaron sus
deudas o que suponen que van a tener que hacerlo en algún momento no desean que
los fondos buitres los conviertan en el objeto de una extorsión. Los que forman
parte del ámbito de las finanzas perciben que la codicia ilimitada de unos
pocos puede incrementar el deterioro del sistema financiero que rige al mundo
en la actualidad: un sistema que muestra día a día las contradicciones y las
falencias de un capitalismo que genera una crisis tras otra. Y los gobiernos
que tratan con el nuestro por una cuestión de proximidad territorial, necesidad
comercial y/o afinidad ideológica temen que la situación producida en los
tribunales del país del norte pueda afectar de un modo negativo su actividad
económica y, en algunos casos, su estabilidad institucional.
Indudablemente, la posibilidad de la caída
de los acuerdos que derivan de la reestructuración de las deudas soberanas por
obra de los fondos buitres inquieta a muchos. Al respecto, antes del
pronunciamiento de la Corte Suprema de los Estados Unidos que ratificó de una
manera indirecta lo resuelto por el juez Thomas Griesa, en uno de los puntos de
la Declaración de Santa Cruz, China y el Grupo de los 77 (G77), resaltaron en
forma conjunta el peligro de tales fondos. “[…] recordamos que en decenios
anteriores y en los últimos años la gestión de la deuda soberana ha sido una
cuestión crucial para los países en desarrollo. En los últimos tiempos, ha
surgido una nueva preocupación relacionada con las actividades de los fondos
buitre. Algunos ejemplos recientes de las acciones de los fondos buitre en los
tribunales internacionales han puesto de manifiesto su carácter altamente
especulativo. Esos fondos plantean un peligro para todos los procesos futuros
de reestructuración de la deuda, tanto para los países en desarrollo, como para
los países desarrollados. Por consiguiente, reiteramos la importancia de no
permitir que los fondos buitre paralicen las actividades de reestructuración de
la deuda de los países en desarrollo ni priven a los Estados de su derecho a
proteger a su pueblo conforme al derecho internacional”. Y, unos días después, en
el Comunicado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en
Respaldo a la Posición de la República Argentina en la Reestructuración de su
Deuda Soberana, la CELAC reiteró la necesidad de respetar dichos acuerdos. “Frente
al reciente fallo judicial referido a un grupo minoritario de tenedores de
títulos de deuda soberana de la República Argentina pendiente de
reestructuración (hold-outs) los Estados miembros de la CELAC reiteran lo
expresado en la Declaración de La Habana, adoptada por la II Cumbre de la CELAC
(28 y 29 de enero de 2014) en el sentido que: ‘Consideramos indispensable para
la estabilidad y predictibilidad de la arquitectura financiera internacional,
garantizar que los acuerdos alcanzados entre deudores y acreedores en el marco
de los procesos de reestructuración de las deudas soberanas sean respetados,
permitiendo que los flujos de pago sean distribuidos a los acreedores
cooperativos según acordado con los mismos en el proceso de readecuación consensual
de la deuda. Es necesario contar con instrumentos que posibiliten acuerdos razonables
y definitivos entre acreedores y deudores soberanos, permitiendo hacer frente a
problemas de sustentabilidad de deuda de forma ordenada’”.
A su vez, en la Declaración Especial de
los Estados Partes del MERCOSUR en Respaldo a la República Argentina, el
Mercado Común del Sur rechazó la actividad de los fondos ya aludidos. “Las
Presidentas y Presidentes de los Estados Partes del MERCOSUR, en conocimiento
del reciente fallo judicial favorable a los planteos de un grupo minoritario de
tenedores de títulos no reestructurados de la deuda soberana de la República
Argentina (Hold-outs)”. “Manifiestan su más absoluto rechazo a la actitud de
dichos Fondos, cuyo accionar obstaculiza el logro de acuerdos definitivos entre
deudores y acreedores y pone en riesgo la estabilidad financiera de los países”.
“Reconocen la vocación de la República Argentina de continuar honrando sus
compromisos financieros internacionales, tal como lo viene haciendo sistemáticamente
desde la reestructuración de su deuda en los años 2005 y 2010, donde se obtuvo
el acuerdo de más del 92% de sus acreedores”. “Expresan su solidaridad y apoyo
a la República Argentina en la búsqueda de una solución que no comprometa su
desarrollo y el bienestar de su pueblo, en consonancia con sus políticas de
desarrollo nacional”. Y, por su lado, en la Declaración del Consejo de Jefas y
Jefes de Estado de UNASUR en Respaldo a la Posición de la República Argentina
en la Reestructuración de su Deuda Soberana, la Unión de Naciones Suramericanas
se expresó con un tono similar. “El Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de
Gobierno de la UNASUR manifiesta su solidaridad con el gobierno y el pueblo de
la República Argentina frente al reciente fallo judicial referido a un grupo
minoritario de tenedores de títulos de deuda soberana de la República Argentina
pendiente de restructuración (hold-outs) y rechaza el comportamiento de agentes
especulativos que ponen en riesgo los acuerdos alcanzados entre deudores y
acreedores, afectando la estabilidad financiera global”. “Destaca los esfuerzos
que viene realizando la Argentina para honrar los compromisos adquiridos desde
la reestructuración de su deuda soberana en los años 2005 y 2010 a la que se
acogieron más del 92% de sus acreedores”. “En tal sentido, manifiesta su pleno
respaldo al logro de una solución que no comprometa el amplio proceso de
reestructuración de su deuda soberana”.
Pero, la cuestión no se reduce a los
aspectos expuestos. Así, en uno de los pasajes del discurso pronunciado con
motivo de la conmemoración del Día de la Bandera, Cristina Fernández dijo: “[…]
No olviden también que en nuestro país se ha descubierto la segunda reserva de
gas más importante del mundo y la cuarta de petróleo no convencional más
importante del mundo. Los que revolotean, no revolotean únicamente sobre las
finanzas, revolotean también sobre los recursos naturales […]”. Esto fue
convalidado por José Mujica (que manifestó que la situación suscitada tenía “relación
con el hallazgo de Vaca Muerta”), y por Evo Morales (que expresó que la Argentina
sufría una “agresión financiera económica” que apuntaba al “saqueo de las materias
primas”). Por lo tanto, la totalidad de los asuntos que están en juego no
aparece a simple vista. El problema no sólo implica la posibilidad de una
cesación de pagos de carácter técnico (como consecuencia del embargo de las
remesas que tengan la finalidad de cumplir las obligaciones asumidas con los
acreedores que aceptaron la reestructuración de la deuda pública); de una
catarata de reclamos judiciaciales y, por ello, de sentencias condenatorias que
agoten las reservas del Banco Central y provoquen lo que el gobierno trata de
evitar, es decir, la cesación de pagos (en el supuesto de admitir las
pretensiones de estos fondos); de una crisis económica y, en los extremos más
graves, de una crisis institucional; de un cimbronazo del sistema financiero de
alcance internacional; y de una afectación de las economías emergentes. También
involucra las reservas de gas y petróleo descubiertas recientemente: lo cual
crea un peligro real para los recursos naturales de la Argentina y, luego, del
continente. En definitiva, estamos ante unos especuladores financieros que
quieren cobrar aunque eso produzca la ruina y el saqueo de los recursos de
muchos. Ellos son la encarnación del egoísmo, del egoísmo más inflexible y
cruel. Y, a todas luces, quienes los defienden son como ellos.
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